La república de Platón, pt. 3/9

La república, libro fundador en buena parte de la filosofía occidental, teje los diversos aspectos del pensamiento de Platón en una cosmovisión fascinante que, a pesar de su antigüedad, y gracias al personaje de Sócrates, no deja de ejercer una fuerte influencia sobre la imaginación filosófica de hoy en día.

Guión

En el último vídeo Trasímaco se burló del concepto de Sócrates de la justicia.  “Crees que los pastores engordan a los borregos por su propio bien?”  Obvio que no, dice Trasímaco.  Tampoco los mandatarios buscan el bien de sus súbditos, sino su propio bien.  Sócrates no puede más que estar de acuerdo.  Claro que el mandatario recibe algún beneficio, un ingreso digamos, pero eso es producto de otro arte, el del mercenario.  Distinguiendo entre el arte del mandatario y el del mercenario, Sócrates logra dar cuenta de cómo uno puede hacer bien su trabajo al tiempo que cuida a sí mismo.

Pero esta distinción introduce un problema interesante.  Es que puede haber un conflicto en el empleo de las dos artes.  Imagínate un hombre que practica el arte de la medicina.  Cómo médico, todo lo que hace es para el bien del paciente.  Pero como acabamos de ver tiene que ingresar algún dinero para mantenerse a sí mismo.  Eso, según Sócrates, lo hace mediante el arte del mercenario.  ¿Pero qué pasa si un enemigo del paciente le dice al médico, “Oiga, le pago mucho dinero si mata a su paciente.”?  ¿Qué debe hacer el médico – actuar cómo médico o como mercenario?  Este conflicto lo reconocemos muy claramente en el caso de los políticos – ¿tomar decisiones que beneficien al pueblo o que enriquezcan al político?  Un último ejemplo: muchos piensan que los maestros deberían ganar más, pero eso podría tener un efecto negativo.  Si el sueldo se triplicara, muchos tratarían de conseguir trabajo como maestro no por vocación sino por ganar bien.

Entonces, ¿qué hacer cuando cualquiera de las artes entra en conflicto con este arte del mercenario?  Una respuesta sería considerar el arte del mercenario como un arte arquitectónico, como platicamos en el último vídeo.  Al llamarlo arquitectónico, quiero decir que rige la práctica de todas las demás.  En nuestra sociedad el dinero, es decir el sistema económico, parece ser semejante principio global.  ¿Por qué muchísima más gente estudia derecho o administración de negocios que filosofía?  Porque pagan más, obvio.  El valor económico es lo que rige en nuestra sociedad.  Como comenté en otro vídeo, una forma interesante de determinar el principio global de una sociedad es buscar su edificio más alto.  En la Edad Media era la iglesia; en la época moderna el palacio político; y en nuestros días son los rascacielos de corporaciones financieras.

¿Qué diría Sócrates a todo esto?  ¡Pues mal, muy mal!  El dinero es simplemente un medio.  Le permite a uno conseguir los objetos de su deseo pero es totalmente incapaz de distinguir entre buenos y malos deseos ni de priorizarlos.  En otras palabras, el dinero no es más que un símbolo para la dinámica del apetito.  Cuando esto se amplía a nivel social, lo que se tiene cuando la economía rige la toma de decisiones es una sociedad llevada no por el conocimiento del bien sino por la opinión del gusto.  Semejante sociedad se parece a un drogadicto que no sabe razonar sobre el bien y que acaba siendo esclavo de sus pasiones.

Sócrates no está en contra del dinero.  La gente, incluso los mandatarios, tienen que ganarse la vida.  Lo que ha mostrado es que uno no puede ser un mandatario y, actuando como tal, buscar su propio ventaja.  Además, en la medida en que la virtud de la justicia sea un arte, no puede ser el del mercenario por las razones que vimos hace poco.  Debe caracterizarse más bien por la actitud filosófica, por un conocimiento capaz de distinguir entre el bien y el mal.

A estas alturas de la discusión Sócrates hace una pregunta curiosa.  Pregunta si la justicia es algo bueno o no.  Es extraño porque aún no han definido el concepto, pero los jóvenes ahí escuchando están ansiosos por saber cómo vivir bien.  Quieren llegar al grano ya.  ¿Es mejor ser un tirano egoísta como dice Trasímaco, o un filósofo calmado y racional, como dice Sócrates?

Sócrates accede a su curiosidad y hace referencia al ejemplo de justicia con el que iniciaron la discusión – el depósito.  Céfalo dijo que hay que devolverlo para no incurrir ningún castigo, terrenal o divino.  ¿Qué dice Polemarco?  Devolverlo sólo si hace bien a un amigo.  Y ya sabemos la respuesta de Trasímaco: dado que los dioses no existen y no hay bien común, uno debe guardarlo y tratar de conseguir más.  Este último resulta muy alentador para los jóvenes ahí reunidos.  Quieren que Sócrates muestre contundentemente por qué es malo ser tirano.  Sócrates va a necesitar el resto de La república para que su argumento sea en verdad contundente, pero de momento ofrece un par de argumentos.

Primero, dice que la afirmación de Trasímaco de que la injusticia sea una virtud es contradictoria.  Para nuestro sofista, la vida es una competencia donde nos aprovechamos de los demás y la injusticia es el arte o virtud que necesitamos para hacerlo bien.  Sócrates señala que la justicia, sin embargo, es necesaria.  Al igual que un grupo de ladrones que quieren robar un banco tienen que cooperar entre sí, un mandatario no puede alcanzar sus metas si es totalmente egoísta.  Pero quedaría muy corto entender la justicia así porque constituiría un medio no deseable a un fin deseable.  Actuar de forma justa debería ser algo deseable en sí mismo.

En segundo lugar, afirma Sócrates que la justicia es preferible porque es una virtud, siendo una virtud aquello que permite que algo funcione bien.  Nadie quisiera un cuerpo enfermo, por ejemplo, y tampoco un alma enfermo.  Para Sócrates es obvio, pero la verdad es que su argumento es formal y vacío.  Todos quieren un alma saludable – la pregunta es en qué consiste.  Eso no lo han respondido todavía.

Así termina la discusión con Trasímaco.  Ha quedado inconclusa, pero al menos han logrado eliminar varias definiciones de justicia.  Y aun cuando no la hayan definido, han esclarecido el problema de la justicia, a saber, tiene que ver con un principio de organización, tanto de una ciudad como de un individuo, que permite que sean o bien prosperas o felices.  La pregunta es si el principio es idéntico para los dos, si ser un hombre justo conduce a una ciudad justa.

Con esto terminamos el primero libro de La república.

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7 Comments

  1. Adriana · 03/09/2015 Responder

    Irónicamente hoy en día, habiendo quedado tan lejana aquella conversación, parece ser que, aquello de lo que hablaba Sócrates se quedó resguardado en el discurso filosófico y que lo que agumentó Trasimaco es lo que el ser humano decició llevar a la práctica. ¿Cómo pueden ciertos pensadores afirmar que el hombre naturalmente tiende al bien o a la bondad cuando el concepto mismo no es concebido de la misma forma? ¿será por eso que cada autor debe establecer, en su época, lo que quiere decir con cada término? ¿Y qué hacemos nosotros los simples mortales? Perdón, pero yo termino sintiéndome como el borrego… y a éste ni le preguntan. saludos!

    • Darin · 03/09/2015 Responder

      Hola Adriana. Para Sócrates, la gente obra con un fin en mente que consideran bueno, pero pueden estar equivocados. Comer mucho chocolate es bueno para el paladar pero no bueno para la salud. Lo que hace con Trasímaco es llevar sus opiniones a sus conclusiones lógicas para revelar contradicciones. Sócrates nunca define el bien. Dice que tiene que ver con el conocimiento pero al preguntar conocimiento de qué, dice pues del bien y se envuelve en un razonamiento circular. Luego Aristóteles tratará de subsanar esta deficiencia al incluir en la cuestión del bien un lado practico (junto con el teórico).

  2. Adriana · 03/09/2015 Responder

    Eso me provoca admiración hacia Sócrates… solo siento curiosidad de por qué él mismo no dejó nada escrito… gracias por las aclaraciones!

  3. David Monterrey · 06/06/2017 Responder

    Un cordial saludo, Darin. Es maravillosa la forma como explicas la Filosofía. Desde que conocí la Fonda filosófica me ha gustado mucho. Es admirable la gente como tú que nos trae sin ningún fin de lucro todos estos temas maravillosos. Quiero darte las gracias por todo este material y por tu tiempo para crearlo y ponerlo accesible para que a todos los que nos gusta la Filosofía lo disfrutemos. ¡Muchas gracias!

  4. Lila Jimenez · 08/02/2020 Responder

    Pienso que es tan generoso de tu parte montar todo este trabajo y dedicar tu tiempo a la divulgacion de la filosofia. Yo si estoy de acuerdo con Socrates que los filosofos son los que deberian liderar el mundo.

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