La república, libro fundador en buena parte de la filosofía occidental, teje los diversos aspectos del pensamiento de Platón en una cosmovisión fascinante que, a pesar de su antigüedad, y gracias al personaje de Sócrates, no deja de ejercer una fuerte influencia sobre la imaginación filosófica de hoy en día.
En el último vídeo Sócrates emprendió una búsqueda por la justicia. La primera definición que consideraron, la de “dar a cada quien lo que se le debe” resultó deficiente, ya que es fácil encontrar contraejemplos donde no sería bueno hacer eso. La siguiente, la de “hacer bien a los amigos y mal a los enemigos” tiene unos problemas también. Vimos que si consideramos la justicia como un arte u oficio y, como dice la definición, queremos hacer bien a un amigo, resulta inútil la justicia, ya que todos los demás oficios son los que emplearía uno para hacerlo. Terminamos viendo la necesidad de que la justicia sea un arte más amplio y general como el de un arquitecto.
Ahora pasa Sócrates a considerar la noción de amigo como tal. ¿Cómo los reconocemos? Si nos equivocamos al respecto, acabaremos haciendo bien al enemigo y mal al amigo. Polemarco, su interlocutor, responde al decir que hacemos bien a los que parecen ser nuestros amigos y que realmente lo son. Para Polemarco es muy fácil distinguir amigos de enemigos dado que su mentalidad es una que brota de su apego a la familia y a la ciudad. En este sentido, lo que cuenta es una lealtad basada en la sangre, en la afiliación de grupo o clan. Es un instinto humano antiguo y muy poderoso que vemos reflejado en la propia dinámica de familias, organizaciones como la mafia, y el hecho de que los antiguos atenienses llamaban bárbaros a todos los que no eran de Atenas.
Para Polemarco todo eso está claro, pero socava su definición al decir los que parecen ser amigos y que realmente lo son, aun cuando sea el “enemigo”. El pensamiento de Sócrates va más allá de la afiliación de grupo y por tanto obliga a Polemarco a sacrificar sus lealtades, si es que quiere ser consiste con su argumento. Es por eso que Sócrates representa una amenaza para Atenas, porque llega a la conclusión tan contra-intuitiva para ellos de que si un hombre quiere ser justo, tiene que ser cosmopolita – un hombre no de esta familia o este clan, sino del cosmos.
Y si eso fuera poco, Sócrates termina la discusión con Polemarco negando la segunda parte de la definición. Dice que un hombre justo jamás haría daño, sea a un enemigo o a cualquiera. Al oído de un ateniense, esta idea hubiera sido ridícula ya que hace imposible la distinción entre amigo y enemigo, distinción sobre la que se erige la dinámica política fundamental. La mentalidad bélica de Grecia Antigua no es muy distinta a la de hoy. La relación entre entidades políticas se entiende en términos de competencia y venganza. Por eso hacemos bien a los nuestros y mal a los bárbaros porque estamos compitiendo por cosas escasas. Romper esa distinción entre amigos y enemigos tendría sentido sólo en un contexto donde las cosas que uno considera buenas no fueran amenazadas ni escasas. Sólo las cosas de la mente son así – ese es el contexto o cosmos en el que vive Sócrates. El punto de vista de Sócrates es la filosofía, donde el conocimiento es el mayor bien. El punto de vista de Polemarco es el de la ciudad, donde la propiedad lo es.
Entre los que escuchaba la discusión fue un hombre que se llama Trasímaco y en este momento alza la voz. Está bastante molesto con Sócrates – molesto no sólo con lo que se ha dicho hasta ahora sino la forma en que se ha dicho, la famosa dialéctica socrática. Se refiere al dialogo entre dos personas donde, obedeciendo a reglas lógicas, procuran llegar a un acuerdo común sobre algún tema. Esto no es para nada el estilo de Trasímaco. En vez de la dialéctica usa la retórica, dando largos discursos sin cuestionamiento para llegar a vencer a su oponente. Nuevamente, es un reflejo de la mentalidad de la Grecia Antigua.
Fue relativamente fácil refutar las primeras dos definiciones de justicia. En resumidas cuentas, Sócrates ha concluido hasta ahora que la justicia es un arte que hace bien a su objeto. Pero Trasímaco es un sofista poderoso y Sócrates va a tener que dedicar mucho más tiempo para analizar su definición. Trasímaco dice que la justicia consiste en todo aquello que es ventajoso para el más fuerte. Recuerda que cuando hablamos de justicia hablamos de aquella virtud que necesita uno para vivir bien. La pregunta de fondo es cómo vivir bien, y la respuesta de Trasímaco es básicamente el egoísmo, un hombre fuerte sacando provecho de todo para beneficiarse a sí mismo.
Siendo el más fuerte, semejante hombre impondría su voluntad sobre un pueblo y sería por tanto el mandatario. Las leyes que establece serían su manera de procurar todo lo que le convenga, lo que sea ventajoso, de modo que la justicia consistiría en obedecerlas. Ahora, esta equivalencia que hace Trasímaco entre leyes y justicia no es una mera repetición de la definición de Céfalo ya que la fuente de las mismas es distinta – no son los dioses ni la tradición sino simple y sencillamente los intereses de los poderosos.
Para Sócrates, las leyes son resultado de una condición anterior de justicia – la reflejan. Para Trasímaco es al revés – la justicia es resultado de las leyes, va en función de los intereses del más fuerte, de modo que la justicia sea un fenómeno puramente político. Para Sócrates hay cierto tipo de conocimiento que uno tiene que emplear para ser justo. Para Trasímaco sólo hay que emplear la fuerza. El más fuerte gana. Curiosamente, Sócrates no niega que los más fuertes sean los que mandan – sólo cuestiona si los mandatarios tienen que ser egoístas. Esta cuestión de la relación entre conocimiento y poder, de cómo vincular el uno con el otro, es un gran tema de la filosofía política, y nuevamente es por eso que Sócrates constituye una amenaza, porque quiere que el enfoque sobre el poder pase a la razón. Lo que busca es un hombre o un gobierno que sea fuerte pero a la vez fijado en el bien del pueblo.
Sócrates empieza su análisis al señalar que los mandatarios a veces se equivocan con respecto a sus intereses. Si estos intereses se reflejan en las leyes y la gente las obedece, pues eso sería desventajoso para el mandatario. ¿Cómo puede sacar provecho si desconoce sus propios intereses? Como siempre, Sócrates pone el énfasis en el conocimiento.
Esto le resulta muy extraño a Trasímaco. Para él está clarísimo que lo ventajoso consiste en el aumento de riqueza y poder para el mandatario. Nunca pensó en la posibilidad de equivocarse. ¿Cómo responde a Sócrates? Pues lo que debió haber dicho es que lo ventajoso es lo que parece ser ventajoso para el más fuerte. Esto de hecho concuerda con la realidad de las ciudades. La ley es lo que dice el mandatario y punto – no se requiere de mayor justificación.
Pero no responde así. Lo que dice es que el mandatario siempre tiene razón con respecto a lo que le conviene y que si se equivoca entonces no actúa como mandatario. Dice, “¿Calificas de médico a aquel que se engaña respecto de los enfermos, en tanto que se equivoca, o de calculador a aquel que yerra en un cálculo, en tanto que se engaña? Ningún artista se equivoca, porque no se equivoca en tanto su arte no le abandona, y en abandonándole ya no es tal artista.” En otras palabras, si el médico hace bien, es médico, si hace mal, si se equivoca, entonces yerra no como médico sino como, pues, pendejo.
¿Por qué insiste Trasímaco que los mandatarios tengan un conocimiento perfecto? Quizá la respuesta tenga que ver con el hecho de que Trasímaco sea un educador. Tanto él como Sócrates atraen jóvenes que están buscando respuestas a la vida: a qué dedicarse, cómo vivir de la mejor forma. Si quieres una cama bien hecha, vas con un carpintero. Si quieres curarte de una enfermedad, vas con un médico. ¿Y si quieres vivir bien? Puedes ir con Sócrates o Trasímaco. De hecho están dos jóvenes escuchando esta conversación – Glaucon y Adiemante. Lo que Trasímaco les ofrece es un arte que al practicarlo les llevará a vivir el mejor tipo de vida. Ahora, volviendo a eso del mandatario y el conocimiento, si el mandatario se definiera simplemente por ser alguien que ocupa un cargo político y no por alguna habilidad particular que le confiera esta capacidad, sería desastroso para la profesión de Trasímaco. Si uno llega a vivir bien por el azar o por conectes o alguna otra suerte de la vida, ¿qué les puede decir, qué les puede enseñar? Nada. Como educador, es preciso que tenga un conocimiento fijo y exacto.
Ahora, al haber establecido la importancia del conocimiento, Sócrates espera mostrar la necesidad de que Trasímaco vaya más allá de la ventaja personal a un bien más universal. Señala que todo arte tiene un objeto propio que beneficia. Si el mandatario practica el arte de gobernar, entonces estrictamente no puede beneficiarse a sí mismo sino a los que gobierna.
Las implicaciones de la definición de Trasímaco han llevado la discusión muy lejos de su intención original y eso obviamente le molesta mucho. Abandona este juego de definiciones y dialéctica y responde diciendo cómo funcionan las cosas en el mundo real. Utiliza la llamativa imagen del pastor y sus borregos para ilustrar cómo un poderoso hombre de bien vive. Le pregunta a Sócrates, “Consideras que los pastores piensan en el bien de sus rebaños, que los engordan y cuidan con otras miras que las de su interés propio y del de sus señores?” Obvio que no, dice Trasímaco. De igual manera, los que gobiernan no lo hacen por el bien de los gobernados. Para ellos son simplemente un rebaño del que hay que sacar provecho. Y luego dice algo interesante. “El hombre justo es vencido dondequiera que se halla en concurrencia con el hombre injusto.” Es más provechosa la injusticia que la justicia. Es curioso esto porque Trasímaco ha invertido los términos de la conversación. Ahora ensalza el injusto, pero es una mera cuestión semántica ya que la pregunta es que tipo de vida es mejor. Su respuesta es el tipo de persona comúnmente considerado como injusto. Los hombres capaces de llevar la injusticia al colmo son los dichosos. Dice, “Los ladrones vulgares, cuando son sorprendidos in fraganti, son castigados con la última pena; se los abruma con los más odiosos nombres . . . Pero un tirano que se ha hecho dueño y señor de los bienes y persona de sus conciudadanos es considerado como hombre feliz.”
Esto me acuerda de un relato que cuenta San Agustín en La ciudad de dios. Dice que Alejandro Magno andaba en alta mar con su marina cuando se toparon con el barquito de un pirata. Agarraron al pirata y lo llevaron ante Alejandro. El emperador se dirige al pirata diciendo, “Despreciable pirata, ¿cómo te atreves a molestar a los mares?” El pirata responde, “¿Cómo se atreve usted a molestar a todo el mundo? Yo tengo un solo barquito y por eso me llaman pirata, pero usted tiene toda una marina y por eso le llaman emperador – pero hacemos lo mismo!”
En fin, este largo discurso de Trasímaco ha puesto a Sócrates en una posición difícil. Recuerda que están los jóvenes ahí escuchando, queriendo saber la respuesta a cómo vivir bien. Hasta ahora pareciera que Sócrates les haya dicho “comen su bróculi” y que Trasímaco, con su último discurso, les haya dicho “¿por qué, cuando pueden comer helado de chocolate?” Como buen filósofo, Sócrates le responde al hacer una distinción, una que resuelve el problema pero que a la vez introduce uno mucho mayor. Pero eso lo veremos en el siguiente vídeo.
Hola profesor, recuerdo haber visto todos los videos (9) y siempre vuelvo a este particularmente porque me parece el mas “caótico” en cuanto al tema central . Creo que Trasímaco es un atrevido total, se la puso muy difícil a Sócrates, como dijo usted. Incluso persuade mas su idea que la del propio Sócrates. Si uno mira y analiza la sociedad hoy por hoy, creo que todos coincidirían en que Sócrates era bastante utópico y pretencioso y que en realidad el que termino por influenciar más fue el propio Trasimaco. La corrupción, la justicia y los derechos van disminuyendo mientras bajamos en la escala socio-política-economica. Incluso veo cosas del propio Nietzsche del lado de Tarimaco cuando escribe su moral, los valores fuertes triunfan y esta bien que asi sea, y como que termina potenciando las ideas plantadas de Trasimaco dándole un sustento moral. Mas allá de que Sócrates también no dudaba de que el mas fuerte gobierne, pero no injustamente, quiero referirme a eso, y a la transvaloración de los valores supremos de Nietzsche. Y como la religión ayuda a sostener la moral “trasimaco”.
Nietzsche que pensaba respecto a este dialogo de Sócrates y Trasimaco? se sabe algo ?
Gracias por sus videos son muy bueno y sirven mucho para pensar, me inspiran mucho
Hola Maximiliano. Gracias por tu reflexión. La verdad no sé si en la obra de Nietzsche diga algo sobre este diálogo entre Sócrates y Trasimaco. Nietzsche guardaba una relación de amor/odio con figuras como Sócrates y Cristo. Comparte con ellos el impulso de superación y de fuerza de personalidad pero obviamente no está de acuerdo con ellos en mayor parte. Digamos que es una relación de respto.
Me parece bien este vídeo, resumido, pero habría que profundizar en algunos puntos, en cuanto a la educación, la pedagogía.
Gracias Marlen. Sí, aquí no hablo de todos los detalles. Es una revisión superficial.
Gracias Darin por tus explicaciones, claras y cercanas. Es un placer oír tus vídeos y seguir lo que en ellos explicas, cogiendo lo mejor de cada uno de ellos. Un placer.
Gracias Javier.
…gran iniciativa, mi hijo menor estudia filosofía así que “me pondré al día” para conversar con él…
Jaja, que bien!
Estimado Darin. Agradezco mucho tu trabajo. Gracias a ellos hemos podido comprender a muchos de ellos. Te agradecería si hubiera una forma de descargar los videos de una forma sencialla, para bajarlos y trabajar con ellos en zonas donde cuesta tener una señal de internet eficiente. De modo que además de tener el texto y el audio, pueda contar tambien con los videos, ya que ellos son los que nos han ayudado a una mejor comprensión de los pensadores. Gracias.
Hola Carlos. Gracias por tu mensaje. No sé por qué YouTube lo hace tan difícil para bajar vídeos, pero bueno. No sé cómo visualizas los vídeos, en una compu, tableta o tu movil, y si usas Mac o Windows (o IOS o Android para plataformas móviles). En todo caso, tengo los vídeos en iTunes. Puedes bajar la app de iTunes gratis para cualquiera de esas opciones (creo). En su defecto, y de hecho esto es lo que yo hago, puede usar una app para podcasts. Yo uso uno para Mac (IOS) que se llama “Downcast”. Desde allí puedes suscribirte a cualquier podcast en iTunes y te llegan automáticamente los nuevos episodios. Aquí está la liga para la Fonda en iTunes: https://itunes.apple.com/mx/podcast/la-fonda-filosófica-vídeo/id788765048?mt=2 Suerte!
Ese Trasímaco sí que era un descarado jaja!!! En la actualidad muchos actúan como él, pero no se atreven a decirlo abiertamente ¡Cómo cambia el discurso según la época! En ese tiempo condenaron a muerte a Sócrates.
¡No hay nada nuevo bajo el sol!
Hola Darín, me dispongo a escuchar y ver la parte 2/9 de esta serie y espero seguir disfrutando de tus excelentes exposiciones que son un estímulo para seguir trabajando estos temas. Un cordial saludo,
Que bien Emilio, me da gusto que te hayan gustado 🙂
Estimado Profesor, Después de muchos tiempo de intentar comprender la importancia de la filosofía – sin ningún orden – en esta cuarentena he descubierto ” la fonda filosófica ” que me ha llevado de la mano en el conocimiento de la misma.
Que trascendente sería para el país que la enseñanza de la filosofía se impartiera desde los niveles básicos para para hacer de nuestros niños y jóvenes personas reflexivas, críticas y propositivas de un nuevo orden social.
Pd.Gracias por este proyecto educativo de filosofía
Gracias a ti por tus lindas palabras Francisco 🙂