La filosofía helenística – los Escépticos

Pirrón y Sexto Empírico son los grandes maestros de la escuela escéptica, tema de este vídeo.

Guión

Una pareja en su luna de miel va a una pequeña isla en el Pacífico. Están en la playa sentados en una mesita debajo de una palmera. El mar es hermoso, el sol está hundiéndose en el horizonte iluminando el cielo con colores increíbles, y en el aire cae una bruma de lo más fino y refrescante. Llega el mesero con sus bebidas y le comentan que todo es perfecto, el mar, el sol, especialmente la bruma. El mesero responde, “Ah, eso no es bruma. Es que vive una especie de mosca en esa palmera y eso es su pis.” De repente los dos se brincan y empiezan a limpiarse del pis en que se han bañado toda la tarde.
Este cuento nos hace reír, pero también nos enseña algo filosóficamente interesante. Cuando sufrimos, buscamos la fuente del sufrimiento casi siempre fuera de nosotros, en algún objeto en el mundo: un plato de mariscos mal preparado, la alarma del coche del vecino que no se apaga, el novio que te fue infiel. Pero lo curioso del ejemplo de la pareja en la playa es que a lo largo del cuento el mundo permanece igual. Nada cambia. No se puede señalar el pis de las moscas como la fuente de su sufrimiento porque en la primera parte del cuento lo disfrutaban. Lo único que cambia es su percepción del mundo y cómo lo juzgan.
Esta idea de que la fuente del sufrimiento resida en algo subjetivo y no objetivo se acopla muy bien a las enseñanzas del Buda, el pensamiento de Hegel, y la filosofía de los Escépticos. En este vídeo, vamos a revisar las ideas de esta reconocida escuela helenística y veremos de qué manera le hubieran servido a esa pareja en la playa.
Si investigas el escepticismo antiguo, verás que hay una versión académica y una pirronista. La primera se llama académica porque se refiere a la academia de Platón, algunos de cuyos miembros en cierta etapa de su historia sostenían la tesis de que el conocimiento era imposible. Pero en este vídeo vamos a fijarnos en el pensamiento de Pirrón.
Pirrón fue un griego que vivía entre 360 y 270 AEC. Como Sócrates, no dejo ningún texto. Lo que sabemos de sus ideas lo debemos en parte a su discípulo Timón pero más que nada al otro gran escéptico, Sexto Empírico, quien vivía entre 160 y 210 EC y cuyo libro, Esbozos pirrónicos, será el punto de partida para nuestro examen.
¿Tienes alguna creencia que sostienes más allá de toda duda? Si no, seguramente conoces a alguien que sí la tiene. Puede ser una creencia en Dios, una creencia en que las únicas explicaciones válidas son las científicas, o que la única raza buena es la aria. Hay muchos ejemplos de temas en los que la gente cree fervientemente. Pirrón llamaba a semejante gente ‘dogmatistas’. Para nosotros, una persona dogmática simplemente cree en lo que cree, sin argumentos o justificaciones. Para Pirrón, los dogmatistas sí ofrecían argumentos. El problema que tenía con ellos es que no consideraban con suficiente rigor ejemplos o argumentos que llegaban a conclusiones contrarias a las suyas. En la psicología actual hay un fenómeno que se llama ‘sesgo de confirmación’ que consiste en la tendencia a favorecer información que confirma las propias ideas de uno. A lo mejor eso es lo que pasa con los dogmatistas. Sea como sea, si te rodeas de gente que cree como tú, puedes vivir tranquilo con tus creencias, pero al encontrar otros argumentos y puntos de vista puedes empezar a vacilar. ¿Quién tiene razón? ¿Estoy mal yo?
No son muchos los que realmente cuestionan sus creencias, pero los escépticos sí. De hecho, eso es lo que significa su nombre. En griego, skeptesthai quiere decir investigar. Lo que distingue un escéptico como Pirrón de otros que investigan un tema dado es que nunca llega a sostener nada ni por un lado ni por el otro. Los escépticos se definen por su habilidad de encontrar, por cada argumento en favor de algo, otro argumento igual de fuerte que llega a la conclusión contraria. Kant, de hecho, hace algo parecido cuando habla de las antinomias en La crítica de la razón pura. Con respecto a la realidad de la libertad o la existencia de Dios, ofrece argumentos contundentes a favor y en contra de cada tesis. Bueno, esta habilidad del escéptico le lleva a un punto donde es imposible decidir por un lado o el otro, entonces suspende el juicio, lo que en griego llaman – epoché. Como consecuencia de esta suspensión procura un estado de tranquilidad. La palabra griega traducida como ‘tranquilidad’ es ataraxia, una de mis favoritas. Significa literalmente no estar agitado o perturbado, a mi modo de ver muy parecida a la noción de nirvana en el budismo. De hecho, Pirrón estuvo en la expedición de Alejandro Magno que llegó hasta el Río Indo donde el budismo ya llevaba casi dos siglos desarrollándose. Quien sabe si algunas ideas orientales llegaron por esa ruta a las filosofías del mundo helénico. Pero lo que sí ha de haberle impactado fue la gran variabilidad en las opiniones y costumbres que encontró en su viaje.
Esta relatividad es algo que Sexto Empírico toca en su libro. Ahí habla de los modos del escepticismo que son diferentes formas en que uno puede llegar a suspender el juicio. En una parte, habla de una lista de diez modos que expresan diferentes formas de relatividad. Debido a las diferencias entre los seres humanos, las diferencias en la constitución de sus sentidos, la variabilidad en circunstancia y las distintas posiciones y lugares en que pueden estar, algo puede tener cualidades o características encontradas. De lejos, una torre, por ejemplo, se ve pequeña y redonda mientras que de cerca se ve grande y cuadrada. Algo sabroso para mi puede no serlo para ti, etc. Las diferencias que los diez modos señalan hacen que todo cambia dependiendo de la situación y debido a esto hay que suspender el juicio.
La relatividad que expresan los diez modos tiene que ver más que nada con la falibilidad de nuestros sentidos y quizá por eso no te parezca tan preocupante. Pero hay otra lista de cinco modos que Sexto atribuye a Agripa, que son más abstractos y filosóficamente interesantes. Son:

1. Disensión
2. Progresión ad infinitum
3. Relación
4. Presuposición
5. Circularidad

El modo de relación es lo que ya vimos en la anterior lista, que todo es relativo a la persona y la circunstancia. El modo de disensión tiene que ver con la variabilidad en las costumbres y opiniones de la gente, que básicamente se coloca en el rubro de relatividad. Los otros tres son los interesantes.
Recuerda que estos modos son las herramientas que puede usar el escéptico para responder al dogmatismo de otro. Digamos que el dogmático cree que P. Si acude a los sentidos para justificar su creencia, el escéptico puede responder con lo que hemos visto sobre la relatividad. Si el dogmático justifica su creencia con la razón, con un argumento, entonces sucede una de tres cosas, cada una de las cuales es inadmisible para el escéptico.
La primera cosa que tiene que preguntar el escéptico es cómo justifica el dogmático su conclusión. Pues la justifica con premisas como vemos en un silogismo tradicional:

Premisa
Premisa
Conclusión

Ahora, hay dos posibilidades aquí: o bien las premisas se extienden en una regresión al infinito, o no. Si una de las premisas es la conclusión de otro argumento, y si las premisas de ese argumento son la conclusión de incluso otro, y si el dogmático sigue justificando su argumento con argumentos anteriores sin parar, entonces ha incurrido en una progresión ad infinitum y su argumento carece de punto de partida.
Si no va hasta el infinito para justificar su argumento, entonces el argumento empieza en algún momento definido, y aquí el escéptico reconoce dos posibilidades: o bien, la premisa de partida dice lo mismo que la propia conclusión P, o no. Si se da el primero, entonces tenemos un caso de circularidad o lo que en otro contexto se llama una petición de principio. Un ejemplo perfecto de esto es cuando alguien argumenta a favor de la existencia de Dios diciendo que la Biblia lo afirma. Cuando le preguntas por qué acepta la autoridad de la Biblia, dice por qué Dios lo escribió. Si el argumento no es circular, entonces queda sólo una posibilidad más, que parte de una premisa no justificada sino sólo postulada como una hipótesis. Tengo un colega religioso que sostiene que en el fondo la filosofía y la religión no pueden distinguirse. Dice que el filósofo se jacta de razonar mientras que el religioso simplemente cree por fe, pero mi colega acude a este último modo del escéptico para decir que los sistemas filosóficos, para evitar una regresión al infinito, tiene que partir de una presuposición o hipótesis que a fin de cuentas no puede justificar.
Entonces, para resumir, la argumentación puede tomar tres formas: una regresión al infinito, un argumento circular, o uno que parte de una hipótesis no justificada. Para el escéptico, los tres casos son inadmisibles. Con todos estos modos como herramientas, el escéptico derriba las afirmaciones de los dogmáticos, pero no por eso “gana” el escéptico el argumento. La creencia del dogmático no se justifica, pero tampoco ninguna otra. El escéptico suspende el juicio. No lo hace en plan científico-teórico sino en plan existencial, porque conduce a la ataraxia, al estado de no estar perturbado por los conflictos y disputas de la vida.
Para Pirrón, nada es bueno o malo, verdadero o falso en sí mismo, sino sólo en términos de las costumbres o leyes de un pueblo. Cuando uno actúa, lo hace partiendo de algún valor o gusto que es muy particular a su constitución física o a la cultura en que reside. El sabio es quien se da cuenta de eso, de la relatividad de los motivos de la acción. Suspendiendo el juicio, todo motivo para la acción desaparece y se vuelve calmado y tranquilo. Son precisamente las opiniones, motivos y deseos lo que produce la infelicidad. Si no obtienes el objeto de tu deseo, estás infeliz; si lo pierdes una vez obtenido, estás igual de infeliz. Al no tener deseos, el escéptico se libra de la infelicidad. Nuevamente, ésta es la noción de la nirvana dicha de otra forma.
Empecé este vídeo con un cuento y lo termino con otro que ilustra bien esta idea de suspender el juicio. Érase una vez un viejo granjero que llevaba años trabajando la tierra con sus caballos. Un día, todos sus caballos escaparon y desaparecieron. Enterándose de la noticias, sus vecinos pasaron a visitarlo. “Qué mala suerte,” decían, con mucha simpatía. “A lo mejor,” respondió el granjero. El día siguiente, regresaron los caballos y trajeron consigo tres caballos salvajes. “Qué maravilla,” exclamaron los vecinos. “A lo mejor,” dijo el granjero. El día siguiente, su hijo intentó montar uno de los caballos salvajes. El caballo lo tiró y el joven rompió la pierna. Nuevamente, llegaron los vecinos para darle el pésame. “Qué mala suerte,” decían. “A lo mejor,” respondió el granjero. El día siguiente, un capitán del ejército llego al pueblo buscando jóvenes para el servicio militar. Viendo que el hijo del granjero tenía una pierna rota, no lo escogió. Los vecinos le felicitaron por su tan afortunado. “A lo mejor,” respondió el granjero.

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23 Comments

  1. Rafael · 17/03/2014 Responder

    Entonces, ¿será el excepticísmo un modo de alcanzar la felicidad? Quizá, respondió el excéptico.

  2. Miguel · 17/03/2014 Responder

    Este video me pareció particularmente bueno!!

  3. josé · 18/03/2014 Responder

    ¿Se puede afirmar que toda persona al escuchar, leer, estudiar o investigar algún tema o problema debe echar mano de cierto grado de escepticismo? Dicho de otra forma, ¿el escepticismo puede ser una actitud no necesariamente evasiva del sujeto ante el conocimiento de lo real, y un ejemplo es Descartes?

    • Darin · 18/03/2014 Responder

      Hola José. Pues sí, ser escéptico implica investigar, no para evadir algo sino para saber lo difícil que es sostener cualquier tesis. Descartes sin duda pensaba, investigaba, pero no sería un escéptico en el sentido antiguo porque afirma ciertas ideas en vez de suspender el juicio. Pirrón hubiera criticado severamente lo que dijo sobre Dios, por ejemplo.

  4. josé · 18/03/2014 Responder

    ¿Se puede afirmar que al leer un libro, al escuchar a alguien o estudiar e investigar es buena estrategia asumir una postura escéptica a fin de saltar la valla de la credulidad dogmática? Por otro lado, ¿el escepticismo puede ser una actitud que no necesariamente desemboca en la evasión del conocimiento de lo real, y el ejemplo puede ser Descartes?

  5. pancho · 18/03/2014 Responder

    Hola…soy feliz lector de tu fonda…me la recomendó Roberto Mata…gracias por el tiempo que dedicas en estas líneas, las disfruto muchisimo!! Atte:lector neófito.

  6. Miguel Valdez Orriaga · 25/03/2014 Responder

    Estimado Darin, gracias por la forma cómo transmites tu conocimiento científico; me gustaría que en alguna oportunidad profundices en la variable “relación”, que es una de las categorías aristotélicas y que esta vez la mencionas atribuyéndola a Agripa y definiéndola como todo lo relativo a la persona y a su circunstancia.

    • Darin · 25/03/2014 Responder

      De nada Miguel. Eso de “relación” quiere decir que no hay nada que puede experimentarse o entenderse tal y como es en sí mismo porque nada se encuentra en esa condición sino que todo está en relación con otra cosa. Es un poco como lo que quería decir Nietzsche cuando dijo que no hay hechos sino sólo interpretaciones. Todo se mide desde una perspectiva y por tanto es relativo.

  7. Gustavo · 13/06/2015 Responder

    De verdad cada video suyo es esclarecedor. Soy un escéptico sin saberlo, porque siempre estoy cuestionándome hasta las premisas más fundamentales. Sin embargo, creo que solo podría existir un escepticismo filosófico pero no científico, y si no es así, entonces ¿existe en la ciencia un campo para el escepticismo?, ¿contribuye el escepticismo a la construcción de la ciencia?

    • Darin · 14/06/2015 Responder

      Hola Gustavo. ¿Por qué dices que en ciencia no puede haber escepticismo?

      • Gustavo · 14/06/2015 Responder

        Saludos Darin. Mi comentario nace de la lectura de Kuhn y del concepto de paradigma en la ciencia. Un paradigma “es lo que comparten los miembros de una comunidad científica…” En ese sentido este paradigma no se cuestiona y bajo su “amparo” se hacen un sinnúmero de investigaciones, hasta que por supuesto este paradigma ya empieza a dejar de dar respuestas, pero a pesar de esto el paradigma no es cuestionado sino que se intenta “amoldar” o “reacomodar” a estas preguntas. Cito como ejemplo el funcionalismo de Parson que al dejar de dar respuestas fue replanteado por Merton, y esto originó el distanciamiento de ambos científicos.

        • Darin · 14/06/2015 Responder

          Ah bien, interesante tu comentario. Los científicos tienen una actitud escéptica con respecto a lo que uno dice, lo ponen a la prueba experimental, pero no es lo mismo que el escepticismo filosófico. Gracias por tus palabras!

          • Gustavo · 14/06/2015

            Muchas gracias Darin, seguiré degustando tus videos.

  8. Leo · 31/08/2017 Responder

    Super
    El cuento con que finalizaste es muy antiguo de hecho se lo estudia en la Vedanta hindú.

  9. Javier>Valencia>España · 05/10/2017 Responder

    Iluminador tu vídeo pero, en la vida son necesarias algunas certezas para evitar los peligros del relativismo, ¿no crees? Ya sabes, para darnos sentido.

    Saludos y gracias Darin

  10. Federico · 27/12/2018 Responder

    Darin: Hace Tiempo estudio y disfruto tus interpretaciones y vi casi todos tus videos. Este de los Escépticos es hermoso, quizás fueron las historias del inicio y del final, tan claras. Gracias. Ojalá algún día hables de Paracelso. O del pensamiento de Jorge Luis Borges.

    • Darin · 27/12/2018 Responder

      Hola Federico. Que bueno que te hayan gustado mis vídeos. Tendré muy en cuenta tu sugerencia. Saludos!

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