En este penúltimo vídeo en la serie veremos las reflexiones de Kant sobre la obra de arte en sí misma, sus características, y la nocion del genio que explica su creación.
OK, pues ya hemos avanzado bastante en nuestro análisis. A estas alturas sabemos que los juicios de gusto son desinteresados, universales, encierran una finalidad sin fin, y son necesarios. Todo eso está en la parte del libro que se llama “La analítica de lo bello”. Lo que sigue en el texto es la sección sobre el análisis de lo sublime, pero lo vamos a saltar de momento e ir a una sección que se llama “La deducción de juicios estéticos puros” ya que aquí Kant sigue con el tema de lo bello y plantea unas cuestiones importantes e muy interesantes. Hasta ahora, lo que ha dicho sobre lo bello tiene que ver con el lado del sujeto, de experimentar una obra de arte y juzgarlo bello. En este vídeo veremos lo que dice sobre el lado del objeto, de la obra de arte en sí y su creación.
Empezamos en la sección 43 que se llama “Sobre el arte en general”. Kant nos ayuda en entender las particularidades de la obra de arte al distinguirla de lo que no es. La distingue de la naturaleza, la ciencia, y el oficio.
Primero la naturaleza. Vean este panal de abejas o éste de avispas. ¿Son bellos, ¿no? Para Kant, objetos de la naturaleza pueden juzgarse como bellos pero advierte que no son obras de arte. Sólo aquellos objetos producidos libre y deliberadamente pueden considerarse arte. El panal es un producto, pero lo califica de un mero efecto de la naturaleza, en este caso algo efectuado por el instinto de las abejas. El producto que llamamos arte es una obra (opus en latín), resultado de un proceso libre y racional.
Pero todo el trabajo racional de los humanos no termina en obras de arte, y por tanto Kant distingue arte de ciencia, al igual que distinguimos poder de saber, y habilidad práctica de habilidad teórica. Dice que no llamamos arte aquello que se puede hacer en cuanto sólo se sabe que es lo que se quiere. A un químico le pido una solución de ácido acético (vinagre). Sabe en que consiste este líquido y ese conocimiento es suficiente para que lo haga. El líquido que me entrega no es por tanto una obra de arte. Pero si le pido un poema de amor, conocimiento del objeto que deseo no basta para que lo haga.
Finalmente, distingue el arte del oficio. Tengo un bueno amigo pintor. Una vez le encargué una pintura del Buda. Le enseñé varias representaciones que había encontrado en internet y en base a ellas le dije cómo quería que quedara. Me dijo, “Darin, te quiero mucho, pero esto no lo puedo hacer. Bueno, puedo hacerlo, pero no me gusta. Prefiero que salga de mi imaginación.” Mi amigo expresó la idea tras esta distinción de Kant. El arte que se hace por oficio, o el arte mercenario, es algo que consideramos trabajo, una labor, un medio hacía un fin (normalmente dinero). El arte libre en cambio es, como quien dice, su propia recompensa. Al crear la obra el artista se siente en una especie de juego dice Kant. Esta sensación de juego es posible porque la actividad es libre.
Nuevamente, Kant insiste en el carácter libre de la creación artística. Cualquier cosa que huele a mecanismo o obligación produce un objeto, pero no es arte. Sin embargo, por importante que sea la libertad, la creación de una obra no se hace en un vacío sino en el contexto de cierto mecanismo que impone restricciones, como la prosodia o métrica en la poesía. Si la poesía no tuviera la métrica, acabaría siendo prosa. Como dice el dicho, es bueno tener una mente abierta, pero no tan abierta que cae al suelo!
Ahora bien, saltando a la sección 45, vemos que Kant habla nuevamente del arte y la naturaleza. Acabamos de ver que distingue los dos, pero aquí dice algo que parece contradecir eso. Cuando experimentamos una obra de arte, estamos conscientes de que es arte, producto de una actividad humana. Al mismo tiempo, sin embargo, debería parecerse como producto de la naturaleza, o sea, como algo libre de toda coerción o aplicación de reglas. Todos hemos visto pésimas actuaciones, como las que suelen salir en las telenovelas. [Clip] Nos pueden gustar las telenovelas por diversas razones pero no por razones estéticas. Una buena actuación es una que parece natural, creíble, como si la estuviéramos viendo en vivo. En una buena película, a pesar de saber que es una representación artística y no real, nos engancha y nos perdimos en el trama. Sea en el cine, la pintura, o la literatura, un mal artista se apoya demasiado en las reglas de composición. Sigue una fórmula y la obra, cuando la termina, no es más que una bola de clichés, cosa que violenta nuestra experiencia y nos aburre (o provoca risa como en el clip que vimos). Todo artista, dice Kant, tiene una intención al hacer una obra, pero esa intención no debería hacerse patente. Al examinarse una buena obra de arte puede verse que obedece con rigor ciertas reglas. Es sólo que no debería hacerlo de forma que el esfuerzo se note. Como dice Kant, “la forma académica no debería transparentarse; no debería haber señal alguna de que las reglas las ha tenido el artista ante sus ojos y han puesto cadenas a sus facultades del espíritu.”
Cualquiera que haya intentado escribir un poema o pintar un retrato sabe lo difícil que es lograr ese efecto de naturalidad. ¿Puede uno tomar clases, practicar muchos años y llegar a ser un Picasso o un Beethoven? ¿O más bien reside este talento de forma innata? Kant opta por la segunda opción. Genio, dice Kant, es el talento (dote natural) que da la regla al arte. Es innato, no logrado, por lo que el arte bello es producto más de la naturaleza que del hombre. De hecho, dice que genio es la predisposición mental innata mediante la cual la naturaleza da la regla al arte.
Dado que la mayoría no son grandes compositores o poetas, tendemos a atribuir estatus elevado a los que los son. ¿Pero en que razón basa Kant esta idea casi metafísica del genio como vehículo para la expresión de la naturaleza? Lo explica de la siguiente manera. Todo arte presupone reglas. Como ejemplo, el Museo Guggenheim en Bilbao, España. Es una obra de arte pero está basado en reglas que podrían explicitarse. O sea, otro arquitecto estudiándolo podría reproducirlo. El problema es que el concepto de arte bello no permite que un juicio sobre la belleza de su producto sea derivado de regla alguna que tenga un concepto como su base de determinación. Es decir, al juzgar el objeto, no podemos recurrir a ningún concepto de la manera en que el producto es posible. Por eso, Kant concluye que el arte bello no puede producir la regla mediante la cual su producto se realiza, sino sólo la naturaleza actuando en el sujeto que da la regla al arte.
Kant deriva de esto unas consecuencias interesantes. 1. Lo que el artista de verdad hace no es una habilidad que puede ser aprendida al seguir alguna regla, sino que consiste en un talento para producir algo por el cual ninguna regla determinada puede darse. Por tanto, la cualidad más importante del genio es la originalidad. 2. Pero no basta que el genio sea simplemente original ya que cualquier tontería también lo puede ser. Así que, lo productos del genio tienen que ser modelos, es decir, ejemplares. Sirven como estándar o guía para que otros refinen su gusto y su capacidad de juzgar. Y 3. ¿Se acuerdan de Platón echando los artistas de la república? La razón que dio hace tanto tiempo es la misma que Kant da aquí. El genio no puede describir científicamente cómo realiza sus productos. No puede comunicar a otros preceptos que les permitirían realizar semejantes productos, porque el genio mismo desconoce los preceptos. Por tanto no puede hacer un plan de trabajo para realizar X número de obras en X tiempo. Cómo decía Platón, tiene que esperar la inspiración de las musas, o en términos de Kant, de la naturaleza.
En sección 47 Kant profundiza en el tema del aprendizaje y la imitación. Lo que el genio hace es lo mas lejos posible de un espíritu de imitación. No imita sino genera de forma original. Es por eso que el talento del genio tiene que ser innato y no aprendido porque el aprendizaje no es más que la imitación. Hoy en día, cuando alguien piensa en un genio, piensa casi siempre en alguien como Albert Einstein. Es el icono por excelencia de lo que significa ser genio. Pero en esta sección Kant plantea que no es así. Para él, alguien como Homero es un genio. De hecho, hay más diferencia entre Homero y Einstein que entre Einstein y una persona común y corriente, digamos este cajero.
¿Pero cómo es posible? Si Kant hubiera conocido a Einstein, habría dicho sin duda que tenía una mente extraordinaria, mucho más allá de lo común. Pero el punto es que todos los descubrimientos de Einstein pudieron haberse logrado también mediante el aprendizaje, mediante una aplicación de reglas que no se distingue esencialmente de lo que una persona diligente puede adquirir por medio de la imitación. Así que, podemos aprender los principios a la base de la teoría de la relatividad pero uno no puede aprender a escribir los sublimes versos de la mejor poesía. En otras palabras, Einstein podría mostrar cómo tomó cada paso desde los primeros elementos hasta las complejas entrañas de la teoría de la relatividad, de modos que otros le podrían seguir. Pero Homer no puede mostrar cómo sus ideas surgen y se combinan en su mente, por la simple razón de que él no lo sabe. Por tanto, no lo puede enseñar a nadie más.
Francamente creo que Kant se excede en este punto. Al igual que un genio artístico, Newton y Einstein no pueden hacer un plan de trabajo para hacer descubrimientos. Lo que sí pueden hacer de forma deliberada es una serie de observaciones, pero luego, la hipótesis que da sentido a todas ellas y las explica viene en un momento de insight, un flachazo. Esto, diría yo, es parecido a la inspiración en el arte. Posteriormente, pueden demostrar de forma deductiva cómo todo se relaciona paso por paso, pero al igual que el artista, no pueden enseñar a otro cómo tener un insight, cómo generar una buena hipótesis.
En fin, volviendo a Kant, dice que este talento del genio no puede comunicarse sino que es conferido directamente a cada persona por la mano de la naturaleza. Cuando el genio muere, su talento muere consigo hasta que algún día la naturaleza nuevamente dota a otra persona de la misma manera.
Para terminar, hemos visto que la naturaleza da la regla al arte mediante el genio. ¿Qué tipo de regla es ésta? Dice Kant que no puede expresarse en una fórmula. No puede servir como precepto. Si fuera así, entonces un juicio sobre lo bello podría hacerse según conceptos. Más bien, dice Kant, la regla tiene que abstraerse de las obras que el artista ha realizado. La obra sirve como modelo para los demás, con él que pueden probar su propio talento. Es un modelo no para ser copiado meramente sino para ser seguido. Picasso habla de cómo, durante los años de su formación, imitaba las obras de los grandes maestros, reproduciéndolas con exactitud y fidelidad, hasta que encontró su propio estilo. Las seguía como modelos sin esclavizarse a ellas. En este momento del texto, Kant, de forma muy atípica, admite que no sabe explicar algo. Dice, “Es difícil explicar cómo esto sea posible. Las ideas del artista despiertan ideas semejantes en su discípulo, cuando la naturaleza lo ha provisto de una proporción semejante de las facultades del espíritu.”
Hoy en día hay muchos libros y artículos que hablan de la innovación y la creatividad. Por lo que he leído ahí, veo que en los más de 200 años que nos separan de Kant, no hemos avanzado mucho. La creación artística sigue siendo misterioso. Al menos Kant nos explicó por qué.
Bueno, con esto terminamos su reflexión sobre el arte bello y el genio. En el próximo y último vídeo en esta serie sobre la estética de Kant, revisaremos su análisis sumamente interesante de lo sublime.
Quisiera entender que es UN JUICIO REFLEXIONANTE y UN JUICIO DETERMINANTE ( crítica del juicio).
Hola Eliecer. Un juicio determinante es el resultado de la aplicación de un concepto del entendimiento a una intuición (por ejemplo, aplicar el concepto ‘perro’ a ese animal en el patio). Eso produce conocimiento. Un juicio reflexionante parte de la intuición “buscando” un concepto que lo pueda determinar. En la experiencia estética no encuentra ese concepto (ese es el juego libro entre el entendimiento y la imaginación) y en lugar de conocimiento produce placer. Espero esto te ayudó!
La creación artística sigue siendo misteriosa, Darin. Hasta tal punto es así, que nos hemos visto obligados a aceptar que pertenecemos a Algo más grande que nosotros mismos para poder explicarla. Frente a la “creatividad” (el principal atributo de lo divino!), Kant hace silencio y acepta que no puede explicarlo. Un gesto digno de un grande. Chapó!
Por último decirte que humildemente creo que el ejemplo de Einstein que usaste aquí es equivocado. Cuando un científico descubre una Ley Universal (la Teoría de la Relatividad, la Mecánica Newtoniana o las leyes de la Mecánica Cuántica) no hace ninguna deducción racional ni aplica conceptos. Lo que le pasa en ese momento cuasi-sagrado es que siente que lo conocido no explica lo que ve y se ve impelido a INVENTAR LO QUE NO EXISTE. Pega un salto al vacío y postula una nueva LEY UNIVERSAL. En casi todos los casos se debieron esperar años hasta que algún experimento crucial confirmara después las hipótesis de estos genios. Genios que para mí son -en ese momento- más artistas que científicos. Hay una foto magnífica de Einstein y Chaplin entrando abrazados a un concierto en Londres. Los límites entre Arte y Ciencia, parecen decirle a la cámara que los retrata, son mucho más difusos de lo que ustedes creen. Hasta el próximo video!
Las leyes universales estan en El Kybalion…la belleza y la poesía sagrada en las artes es la mente del TODO incognoscible .Solo resta comprobarlas con ciencia para mentes racionales tan religiosamente cerradas como la misma religión actual. El hombre también es un animal religioso entre otras tantas costumbres. El arte es más espiritual que muchos egos conscientes…