Hic sunt dogmatismus

Hoy una reflexión sobre el alcance del dogmatismo en la filosofía y la posibilidad de un pensar crítico.

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Guión

Hace muchos años, mi universidad me pidió que colaborara en un proyecto con otras universidades mexicanas para producir contenido académico en línea. Me tocó elaborar un curso masivo sobre algún tema de filosofía. Pensaba que el tema más fácil de llevar y evaluar para posiblemente cientos de usuarios sería un curso sobre falacias lógicas y sesgos cognitivos. Llamé el curso “Cómo pensar como filósofo”. Veo que está colgado todavía en línea, pero al parecer ya no se puede tomar. En todo caso, dejo una liga aquí abajo en la descripción si te interesa. Sin embargo, ahora me da cierta pena o incluso risa pensar en ese curso, no tanto por el contenido – lo que digo sobre las falacias y las investigaciones en los sesgos cognitivos es correcto. Más bien es pena por la presunción y hasta osadía de poner a los filósofos en un pedestal, como una clase superior a los demás. Lo que el título del curso comunica es “Tú también puedes aprender a pensar de forma rigurosa para que tus creencias no sean dogmáticas y sesgadas”. Básicamente, es un curso sobre lo que llaman “critical thinking” – “el pensar crítico”. El filósofo es crítico, no dogmático; su pensamiento es objetivo, no ideológico. ¡Tú también puedes ser como nosotros filósofos!
Pues les cuento que me da pena ahora la presunción con la que hice ese curso, porque en los últimos años he llegado a la opinión de que los filósofos académicos son básicamente igual de sesgados y dogmáticos como el vulgo. He expresado esta idea en la siguiente afirmación: “La única diferencia entre un doctor en filosofía y una persona común y corriente de la calle es que el doctor en filosofía es simplemente más hábil para justificar sus prejuicios”. ¿Será? La verdad, espero que no. No quiero que sea cierto, sin embargo es lo que mi experiencia me muestra por todos lados. Sin duda, esta afirmación, que presento como una verdad universal en su alcance, no es más que una observación empírica por mi parte, quizá una impresión subjetiva, y tomada de una muestra muy limitada. A lo mejor el problema no sea con la filosofía y con la posibilidad de pensar de forma crítica y objetiva, sino con algunos filósofos que se dejan llevar por sus pasiones y prejuicios en vez de la razón. Eso pasa con algunos científicos, por ejemplo, pero no por eso tachamos necesariamente a la ciencia, al método científico. Pues creo que es más que eso. Creo que hay un problema más a fondo y eso es lo que quiero tratar de desentrañar en lo sucesivo, tomando muy en cuenta a la vez que el argumento que voy a plantear no queda exento de lo que mi afirmación dice sobre los filósofos. Es bastante posible que en mi reflexión trate de simplemente justificar un prejuicio mío.
Antes de seguir, quiero señalar que este problema que comento no es una simple curiosidad filosófica, sino que refleja una realidad cada vez más patente en nuestro mundo: el tribalismo, la postverdad, teorías de complót, burbujas mediáticas, hechos alternativos – en fin, la creciente falta de criterios comunes que sirvan de base para consensos y acuerdos. Debates y desacuerdos no son nada nuevos, pero por alguna razón parecen mucho más agudos e intratables hoy en día.
En mi viaje en Sudamérica el año pasado, di pláticas en varias facultades de filosofía, más que nada presentando mi libro sobre Peirce y charlando en general con los alumnos. En una ocasión, me pidieron que hablara sobre mi experiencia como filósofo profesional, sobre la vida académica, y consejos que podría dar a los alumnos. Quiero compartir aquí en poco de lo que les dije como forma de adentrarnos en la temática que he propuesto sobre los prejuicios de los filósofos.
Les dije que cuando los antiguos cartógrafos no sabían qué había en cierta región, en los mares por ejemplo, escribían en el mapa “Hic sunt dracones” – aquí hay dragones, cuidado. En el mundo del pensamiento, el peligro no son los dragones, sino, diría yo, el dogmatismo. ¿Por qué es peligroso? Bueno, primero tenemos que saber qué es. Uno es dogmático cuando sostiene una creencia por la que no da razones. Dar razones responde la pregunta ¿Por qué? En una democracia especialmente eso es muy importante. Si todos creyeran dogmáticamente lo que creen, discusión, diálogo y consensos no serían posible.
Más que cualquier otro, Kant es quien puso en el vocabulario filosófico el término “dogmático”. Acusaba a los racionalistas (Descartes, Leibniz, y Spinoza, entre otros) de ser dogmáticos, más bien de hacer metafísica dogmáticamente, porque afirmaban tener conocimiento de objetos que no se daban en la experiencia humana, objetos cómo Dios, mónadas, sustancia, el alma etc., y también la inmortalidad y la libertad de ese alma. Llegaban a tener creencias sobre esos objetos sin primero investigar la capacidad de la razón de llegar a tales conclusiones. Frente a cualquier aserción dogmática, dice Kant, otras aserciones dogmáticas pueden oponerse, y sin criterio racional para adjudicar entre ellas nos encontramos pronto en el escepticismo. Su célebre respuesta a esta situación fue la filosofía crítica. Someter a la razón a un criticismo severo para ver sus límites y alcances, y eso con la finalidad de ver hasta dónde la razón puede emplearse de forma pura (es decir, a través de puros conceptos sin acudir a la experiencia) – y así tenemos el título de su famosa obra, La crítica de la razón pura. Su respuesta, dejando por fuera la cuestión de las ideas de la razón, es que los conceptos del entendimiento necesitan intuiciones para funcionar de forma legítima. De ahí en fuera, tenemos metafísica dogmática.
Dado que en su filosofía Kant no postula entes metafísicos como Dios o mónadas, a lo mejor piensa que haya evitado el dogmatismo de los racionalistas. Pero no. Todo lo que dice sobre la sensibilidad y el entendimiento y sus estructuras a priori son afirmaciones metafísicas dogmáticas por qué, según su propia definición, son cosas de las que no podemos tener intuición alguna, y por otro lado, si son creencias que sostiene, para que no sean dogmáticas, tiene que dar razones para ello. Tiene que someter su propia crítica a una crítica. Y eso no lo hace. De acuerdo con el propio Kant, esta meta-crítica sería necesaria. Tiene que preguntar ¿Qué razón tengo para creer esto? Y de esa razón también se podría preguntar lo mismo, lo cual conduciría a un dilema muy inquietante. O bien hagamos la pregunta crítica ad infinitum, lo cual nos lleva al escepticismo, o bien negamos responderlo, y caemos en el dogmatismo. La filosofía crítica de Kant parece imposible, o al menos muy difícil de llevar a cabo sin apoyarse en elementos dogmáticamente aceptados. Para evitar el dogmatismo, pareciera que la única opción es abrazar el escepticismo.
Ahora bien, si el gran genio de Kant no pudo evitar el dogmatismo, no tengo grandes esperanzas para el resto de nosotros mortales, incluso los filósofos académicos contemporáneos. Y aquí volvemos a mi afirmación polémica: “La única diferencia entre un doctor en filósofo y una persona normal de la calle es que el filósofo es simplemente más hábil para justificar sus prejuicios.”
Bueno, un prejuicio no es más que una creencia aceptada sin dar razones, por lo que los prejuicios son dogmáticos por definición.  Se supone que el filósofo es quien por excelencia da razones para sus creencias, sometiéndolas a un escrutinio, para que llegue a sostener creencias no meramente subjetivas e idiosincrásicas, sino objetivas, al menos en la medida posible.  Ahora bien, si dividimos las creencias del filósofo entre, por un lado, las que sean netamente filosóficas, digamos las que maneja en las publicaciones de su disciplina, y por el otro, las que tienen que ver con la vida cotidiana, con su condición de ser simplemente humano (cómo el hombre de la calle), verás que con respecto a estas últimas, a creencias religiosas, políticas, económicas, morales, etc., que los filósofos se reparten entre todas las posibles posturas.  Hay filósofos de derecha, de izquierda y de en medio, hay creyentes, ateos y agnósticos, capitalistas y comunistas, vegetarianos, carnívoros y omnívoros, los que están a favor de la energía nuclear y los que no, etc., etc., etc.  Y en cuanto a sus creencias filosóficas, encuentras a filósofos repartidos a lo largo de la amplia gama de posibles posiciones filosóficas: platónicos y cartesianos, hegelianos y nietzscheanos, metafísicos y relativistas, hermeneutas y fenomenólogos, monistas, dualistas y pluralistas, muchos de los cuales debaten a muerte, segurísimos de la corrección de su postura.  
Ahora bien, el problema es cómo dar cuenta de este curioso escenario.  ¿Qué clase de razón es la que conduce a tantas posturas tan disimiles sobre uno y el mismo tema?  Si el filósofo es realmente crítico y no dogmático, entonces se supone que las reglas de la lógica y las falacias y la argumentación y todo eso que enseñamos a los jóvenes en un departamento de filosofía tendría el efecto de llevar a los que los emplean más cerca de la verdad, a posiciones más parecidas entre sí que disímiles, cómo en las creencias entre los científicos.  ¿Cómo explicar el hecho de que patentemente no hace eso?  A lo mejor sólo algunos tienen razón y los demás están equivocados y por su terquedad egoísta o su ceguera ideológica no verán la luz. Hay una parte de mí que a veces cree eso, pero hay otro lado que dice que la mejor manera de explicar todo esto es que los filósofos, tanto en su vida personal como en su vida profesional, llegan a tener las creencias básicas que tienen no por razonamiento lógico, sino por cuestiones estéticas y afectivas. Cómo dice Gottlob Fichte: “La clase de filosofía que uno elige depende del tipo de hombre que uno es”.  En su formación, uno es atraído a Platón y otro a Nietzsche, uno al idealismo y otro al materialismo.  No razonan de forma lógica para llegar a esas creencias, porque si así fuera, llegarían a las mismas creencias, o al menos a creencias mucho más parecidas entre sí. Entonces, en vez de usar la razón para criticar su prejuicios, la usan para justificarlos. ¿Será que, como dijo David Hume, la razón es el esclavo de las pasiones?
Ésa es la sensación que me da. Pero aun cuando las cosas no fueran así, y los filósofos académicos se portaran tal cómo esa imagen que tenemos del filósofo como desinteresado, objetivo y racional, por lo que vimos en nuestra discusión de Kant, no veo cómo podría evitar ser dogmático, menos al asumir una postura escéptica, cosa que nos vuelve quizá a los diálogos aporéticos de Platón y a la célebre afirmación de Sócrates de que “Sólo sé que no sé nada”.
Ahora bien, todo esto que he dicho tiene sentido sólo si se supone cierta concepción de la filosofía y su quehacer, a saber, una que a muy grandes rasgos busca la verdad, es decir, que trata de decir y explicar la realidad y la experiencia humana tal como realmente son. Cuando Kant propuso su revolución copernicana no estaba simplemente jugando con conceptos; le motivaba la verdad; buscaba sustituir una explicación que consideraba incorrecta (la de Hume) con otra (la suya) que no era simplemente coherente, sino verídica. Peirce una vez dijo algo al respecto que siempre me ha impresionado. Dijo: “Todo hombre cree enteramente en semejante cosa como la verdad; ya que de otra forma jamás haría una pregunta”.
En fin, ésta es la concepción que está a la base de mi reflexión aquí, pero reconozco que hay otras formas de concebir la filosofía. Wittgenstein, por ejemplo, no ve la filosofía tanto como una empresa epistémica, sino como terapéutica. Él cree que el lenguaje ha hechizado al hombre, por lo que el punto de sus reflexiones, como dijo, es “Mostrar a la mosca la salida de la botella”. La filosofía trata no de resolver problemas, sino de disolverlos. Y un hegeliano, aunque también le interese la verdad, me diría: “¿Contradicciones y desacuerdos? No te preocupes Darin, eso es lo normal, poco a poco se irán resolviendo. Sólo necesitas paciencia y una perspectiva más amplia para verlo”. Y luego hay gente como Richard Rorty, un neopragmatista muy lejos de la posición de Peirce, quien rechaza toda cuestión de verdad, de la terminología de correcto o incorrecto en el discurso filosófico.
Bueno, una discusión sobre la naturaleza de la filosofía sería interminable. Si manejas, como yo, la concepción epistémica, creo que surge este problema del dogmatismo, y fuera de los escépticos, no sé quien haya dado una buena solución al problema. Por cierto, quiero dejar algo muy claro antes de seguir. Con mi afirmación sobre los prejuicios, no es mi intención poner a Kant en el mismo nivel que cualquier idiota de la calle. (Si estás escuchando esto en Spotify, en el vídeo estoy mostrando una foto de Donald Trump para ilustrar este último). El dogmatismo que se encuentra en la gente normal e incluso en el típico filósofo académico es mucho más patente y burdo que él que encontramos en Kant, sin embargo, ahí está en Kant y por eso planteo esta equivalencia, aunque para que tuviera una fuerza retórica llamativa quizá lo expresé de una forma demasiado burda en mi afirmación.
Creo que empecé a pensar en todo esto debido, en parte, a todos los años que llevo haciendo vídeos en la Fonda. El esfuerzo que he hecho para ponerme en los zapatos de los filósofos que he tratado, siendo abogado del diablo de sus argumentos, ha iluminado en cierta medida este problema que planteo aquí. Sin duda, mi experiencia en la Fonda me ha hecho menos dogmático, no del todo obviamente, pero sí mucho más consciente del gran abanico de ideas, cómo si todas ellas figuraran en un gran diálogo aporético de Platón dejándonos perplejos e incluso escépticos.
Hemos hablado del peligro que representa el dogmatismo, pero el escepticismo también tiene su peligro. Es que un escéptico no toma nada en serio, y por tanto dificilmente actua. Este binomio de dogmatismo-escepticismo me recuerda de un famoso poema del poeta irlandés W. B. Yeats que se llama The Second Coming (La Segunda Venida). Se escribió tras la carnicería de la Primera Guerra Mundial y trató de captar el espíritu de un mundo angustiado. Tiene unas líneas que expresan muy bien el dilema a que nos hemos llegado. Dice:

The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity.
Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores
Están llenos de una apasionada intensidad.

No creo que Yeats escribió estas líneas pensando en filósofos, en un debate en un congreso de filosofía, sino en el mundo normal en que convivimos, en el que hay problemas que tienen que resolverse, y decisiones que hay que tomar. Empecé esta reflexión con mi afirmación sobre los prejuicios de los filósofos, pero mi preocupación más a fondo es con el mundo más amplio en que todos vivimos. Sea uno filósofo o no, lo que se oye no es la duda del escéptico sino la pasión del convencido. Las voces de los convencidos nos rodean por todos lados. Cada una quiere convencernos de que su camino es él que hay que tomar.
El otro día, estaba platicando con un buen amigo que está lleno de apasionada convicción. Le pregunté: “Oye, ¿tú conoces a alguien, algún autor que has leído, que tiene la razón en todo, alguien cuyas ideas están atinadas en todo, más allá de la crítica?” Me respondió que no, y le dije yo tampoco. Ni siquiera en mi lectura de los grandes filósofos he encontrado semejante conjunto de ideas. Si un genio como Kant no tiene toda la razón, entonces yo mucho mucho menos. Estaba tratando de explicar mi humildad epistémica frente a lo que yo percibía como su exceso de seguridad y convicción en sus propias ideas. Cómo académicos, él y yo somos investigadores. El Estado nos paga para investigar. Y le dije, la verdad ya no te veo como investigador sino como ideólogo, con lo cual quería decir que me parece difícil, si no imposible, que una nueva experiencia o argumento cambiara sus opiniones básicas, su cosmovisión. Y eso me parece muy problemático. Bueno, tampoco con eso quiero decir que yo sea el gran investigador en posesión de creencias objetivas y certeras. Todos somos dogmáticos en algún grado u otro. Sin embargo, ese binomio investigador-ideólogo me pareció bastante llamativo y es lo que me impulsó a hacer este vídeo.
A pesar de lo que dije sobre Kant, sobre las dificultades de fundamentar una filosofía crítica, al mismo tiempo no puedo sino valorar la idea ilustrada de crítica. Pensar no en función de dogmas religiosos, políticos o sociales, sino en función del libre ejercicio de mi razón. Sapere aude, decía Kant, atrévete a conocer por cuenta propia. Parte de razonar así implica desenmascarar y desmentir dogmas e ideologías, pero con la finalidad no tanto de alcanzar una verdad, sino de vivir de forma libre, autónoma. Si el pensamiento filosófico y el pensamiento en general no aspira a semejante autonomía lograda con la razón crítica, pues me parece que no somos más que partícipes en un gran juego retórico en el que engañamos principalmente no al otro sino a nosotros mismos. Aún no encuentro la forma de responder mi afirmación sobre los prejuicios del filósofo, y quizá esto que digo de la Ilustración sea mi prejuicio, pero no lo puedo soltar. El dogmatismo patente y la esperanza de un pensar crítico habitan al mismo tiempo mi mente. Peirce hablaba de este estado en un escrito sobre la naturaleza de la duda. Dijo: “Es una sensación incómoda, una condición especial de irritación, en la que la idea de dos modos incompatibles de conducta se presentan ante la imaginación de él que duda, y nada lo determina, de hecho se siente prohibido, a adoptar uno de los modos y rechazar el otro”.
Así me siento, y pues esta duda es lo que quiero tratar en los vídeos que vienen. Quisiera empezar analizando el concepto de ideología. Es muy común, como en la conversación con mi amigo, que cuando a nuestra forma de ver y entender las cosas uno opone otro punto de vista, lo tachamos de ideológico. ¿Qué significa ese término? ¿Pienso yo de una forma ideológica? Una de las tradiciones que más se ha ocupado de la cuestión de un pensar crítico es la teoría crítica de la Escuela de Frankfort. En los escritos de Horkheimer, Adorno, Habermas y otros, encontramos un interés en el análisis y crítica de la ideología. Así, viendo lo que se ha pensado sobre este tema puede volverme más consciente de los elementos dogmáticos en mi pensamiento y más cerca al ideal crítico que postulaba Kant.

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59 Comments

  1. Alexander Alvarado Contreras · 10/06/2020 Responder

    Gracias Darin. Creo que hacia falta escuchar la argumentación sobre el dogmatismo y los filósofos.Oportuno.

  2. nelson mendoza · 10/06/2020 Responder

    muy buen punto, muchas gracias profesor

    • Darin · 10/06/2020 Responder

      Gracias a ti Nelson 🙂

    • Alicia · 15/06/2020 Responder

      hola Darin, la soucion no estaria en el tiempo?
      Un filosofo puede ser dogmatico para plantear sus ideas y luego demostrarlas, luego dejar de ser dogmatico…

      • Miguel Korenko · 12/12/2020 Responder

        Estimado Darín
        Creo que en mí modesta opinión es uno de los audios más originales porque trata realmente del alcance del pensar filosófico.
        Creo que es verdad lo que dice Hume que la razón es esclava de nuestras pasiones…
        Vivimos haciéndonos trampas al solitario…
        En mí profesión de siquiatra veo en la experiencia cotidiana que son las emociones y deseos y no el pensar crítico que define nuestras desiciones y acciones.
        Bueno da para seguir reflexionando pero me quedo por acá…
        Un gran abrazo
        Un gran audio
        Saludos

  3. GABRIEL JACOB VELANDIA PACHECO · 10/06/2020 Responder

    Hola,
    Muchas gracias por este vídeo que definitivamente empieza a marcar un nivel de supra análisis. Considero que este nivel de reflexión puede lograrse solo tras haber recorrido ya un largo camino y detenerse un rato para mirarlo y hacer introspección.

  4. Jorge Paz · 10/06/2020 Responder

    No sé en qué punto estás en la línea invisible que une a un investigador con un ideólogo (tendría que leer tu libro y tus papers) pero sí sé que sos un genio. Gracias por este maravilloso video.

  5. Andrés Mauricio Caviedes Castro · 10/06/2020 Responder

    Tremendo. Yo he pensado en eso también. Me gustó mucho el video. Gracias.

  6. Carlos · 11/06/2020 Responder

    Muy buena serie! Gran tema ese de la ideología! Espero con interés tu próximo video! Saludos!

  7. Emilio Flores · 11/06/2020 Responder

    Hola Darin, nuevamente gracias por mantenernos al día y poder intentar avanzar en este cosmos del saber y dudar, no sé si estoy preparado para preguntar pero me atreveré a ello, ¿Es compatible pedir razones de la experiencia en el campo de la metafísica o de conceptos “a Priori”? ¿Al Kant desarrollar la crítica de la razón, este proceso de desarrollo de su tesis no constituirían las razones de su presentación?

    Un cordial saludo,

    Emilio

    • Darin · 11/06/2020 Responder

      Así es Emilio. Pero si viene un Hegel con sus propias razones para un esquema distinto – los dos conjuntos de razones se oponen sin que haya criterio para distinguir entre ellos y llegamos al escepticismo, cómo dice Kant, ese es el problema.

  8. Carlos · 11/06/2020 Responder

    “Todo hombre cree enteramente en semejante cosa como la verdad; ya que de otra forma jamás haría una pregunta”. Con esta frase creo que se puede sostener que buscar la verdad nos debería hacer antidogmáticos. Sin embargo, por instantes, algo puede ser verdad, pues se ha demostrado ¿¡? que no sería inmutable. No siquiera el Universo en su grandiosidad es inmutable y eso sería suficiente. Pero, decir eso sería dogmático; es más, sostener que la verdad debe ser buscada una y otra vez, ¿es dogmático?
    Una vez establecida esta aparente o real incertidumbre, pareciera que cupiera una definición para, supuestamente, aclarar los límites. Pero, ¿cuáles límites?

  9. Federico Zuritaita · 11/06/2020 Responder

    Muy bueno. Un lujo escucharte
    Muchas gracias

  10. Brito Juan Domingo · 11/06/2020 Responder

    El ser humano es un ser integral entre el centro intelectual,el centro emotivo, el centro motriz y el centro vegetativo-sexual. Estos centros funcionan en estructura dinamica en continua evolucion y adaptacion al medio natural y social (aun no estamos terminados como seres humanos), dado que el ser humano es un ser historico social (cuya naturaleza es la transformacion intencional del mundo y de si mismo). El problema del dogamatismo (tener respuestas seguras y razonadas para todo) tiene su origen en sentirse (emocion) seguro como compensacion aque me siento inseguro. Entonces la conciencia, mecanicamente, elabora una respuesta intelectual o justificacion que me da la sensacion de que estoy seguro….por un tiempo al menos …hasta que la dinamica de la vida me choca con la realidad y se pone a prueba mi creencia o ideologia… Aunque a veces, se logra “saltar” por sobre la mecanica compensatoria y aparece la inspiracion delcintifico, del artista, del cientifico o del filosofo, o de cualquier persona que “cae en cuenta de algo conmocionante y trascendental”. Esto ocurre no por milagro, sino que la conciencia busca respuestas para salir de lomecanico del inutil sufrimiento,intuye caminos que aun no se han recorrido. Algunos se esforzan mucho para encontrar respuestas…es como querer escapar de la atraccion gravitatoria…jajaa . Otros tienen una experiencia “inexplicable” pero luminosa e indudable.
    Un filosofo , un ingeniero un trabajador de oficina, o alguien que vive en la calle desadaptado del sistema economico social “normal” tiene su ideologia o creencias que justifican su ineludible relacion con el medio natural y social, que justifican sus acciones u omisiones.
    La raiz de todo es el registro interno del sufrimiento mental y del dolor fisico, cuya maximo temor es la muerte. Esto opera desde la niñez y va configurando una forma mental que dara direccion a la vida a traves de los ensueños que compensaran y nos daran un “motivo” para vivir segun la etapa vital. El temor a la enfermedad, a la vejez a, a perder objetos y sentimentos, el temor a la muerte y la experiencia (emotiva e intelectual de haberlos vivido de cerca) van configurando una forma de respuesta compensatoria que en general es la posesion y a veces la venganza de mi pasado sufriente. Otras veces es una rebelion contra la facticidad de la muerte y de aceptar el sufrimiento como inevitable. Esta ultima es la que me gusta !!!

  11. Brigantinus · 11/06/2020 Responder

    En realidad no hay nada concluyente; ni ninguna certeza. Todo es cuestión de grado, de proporción … según la situación concreta. Se puede creer, pero no mucho; aceptar… hasta cierto punto; criticar, pero si corroer los principios básicos. Los filósofos que plantearon sistemas cerrados ya no pueden volver (sin repetir los viejos errores). Wittgenstein tenía razón: con enseñar a salir de la trampa que tiende el lenguaje ya es mucho. Y si queremos que sea ‘todo’, entonces mejor dejar la filosofía y buscar la religión.

  12. Antonio Garrido Hernández · 11/06/2020 Responder

    ¡Hola Darín!. Estaba durmiendo la siesta mientras escuchaba la Fonda. Me he despertado inmediatamente y me he venido al teclado. A ver, “peri aletheia”, algunas reflexiones en las que estoy gracias a la locura dogmática que nos rodea: la verdad se nos escapa porque nosotros mismos, que formamos parte de la realidad la cambiamos a tratar de descifrarla, La metacrítica que exigiría la crítica kantiana incurre en la aristotélica serie infinita porque no se usa el truco que recomiendo. Se trata de salir del ámbito de la crítica trascendental sin complejos al de la neurociencia sin dejarse arrastrar a la serie formas del crítica de la crítica. Al apriori kantiano hay que buscarle el fundamento no a través de otra crítica epistémica, que nos llevaría a la aporía, sino en la biología que explica cómo la evolución ha constituido la razón en la práctica de la supervivencia. Disipada la niebla metafísica. Las categorías son disposiciones neuronales activadas por las experiencia.

    Ahora el dogmatismo. Si se afirma, como hace Gadamer que “la verdad es histórica” se puede quedar uno atrapado en el hecho de que esa expresión puede ser igualmente histórica, con lo que se puede pensar que en el futuro podría haber una verdad absoluta, no histórica. De nuevo estamos atrapados en una aporía como la de Epiménides. El escape de la trampa lógica es posible si consideramos la realidad en términos heraclitianos, es decir, que el mundo físico está en mutación permanente, hasta el punto que, ni siquiera sus leyes constitutivas son absolutas. Siendo así nuestras frases alusivas pueden tener valor absoluto, mientras la realidad no. ¿Y qué es más telúricamente impactante, que la realidad sea absoluta (¡qué miedo!) o que solamente lo sean algunas frases paradójicas nuestras (qué risa)? Podemos, pues ser dogmáticos formalmente y escépticos realmente. La frase “solo la contingencia es necesaria”, pertenece al mismo grupo de expresiones que afirman una verdad mientras se contradicen. Creo que es un sacrificio que merece la pena. De modo que estos son dogmas antidogmáticos. Ya se sabe no hay luz sin sombra. Tenemos que resignarnos a esa estructura aporética de nuestro pensamiento a lo que nos obliga nuestro “pensar desde dentro” de la realidad.

    Y ahora al “trumpismo”. La ácida crítica que empezó con Kant y terminó (provisionalmente) con Derrida, ha dejado la verdad hechas unos zorros (después de la persecución de los aristócratas ingleses). Ha sido desvelado su carácter aporético y por esa fisura han entrado maliciosamente los gestores del poder para deslegitimar al contrario a garrotazos epistémicos.

    Para mi la verdad es una cuestión epistémica y volitiva, claro, Del mismo modo que los pensadores medievales se balanceaban entre la voluntad mística en San Agustín y la razón fría en santo Tomás, nosotros tenemos que salir del naufragio de la verdad agarrados al tablón del modelo de la ciencia. La ciencia es un su parte teórica tan metafísica como la filosofía. Es decir, se le consienten los vuelos matemáticos porque nos dotan de tecnología amable. Pues bien, la filosofía (en todas sus ramas) nos proporcionan, también, extraordinarios artefactos que llamamos instituciones sin los que la vida social sería imposible. Lo que pasa es que el común no advierte su bondad porque sus cambios (afortunadamente) son menos rápidos y, además, vive en ellas -al contrario que con los artefactos que vive con ellos- Es decir, si la ciencia encuentra en la tecnología como hecho incuestionable su coartada, la verdad filosófica debe encontrarla en su defensa en los hechos institucionales. Las “verdades” que intoxican nuestras vidas deben ser contrastadas con los “hechos” sociales para que su inanidad y peligro queden manifiestos. “Pruebe usted a no vacunarse del coronavirus o pruebe usted a destruir la democraci” debería ser argumentos semejantes. Y ahí está la verdad esperándonos.

    Me vuelvo a la cama.
    Un abrazo

  13. Mario · 11/06/2020 Responder

    Estamos siendo testigos de cómo la Fonda Filosófica empieza una nueva etapa. Es maravilloso que nos permitas ver esta transformación, Darin. Una transformación que creo recién comienza y que nos llevará quién sabe dónde. Quiero decirte que me siento tan emocionado cómo cuándo -hacia finales del año pasado- me crucé por primera vez contigo. Y después de vivir tan intensamente todo este tiempo, yo también sentí, te soy franco, que algo se había agotado. Ahora siento como todo vuelve a llenarse de vida. Cómo el viento vuelve a inflar las velas y cómo hace crujir -nuevamente- la vieja nave del conocimiento. Partimos, como Colón, en busca de un nuevo mundo (qué ganas de estar en Méjico con ustedes, qué simbólico es todo esto!). Te mando un fuerte abrazo, capitán Darin! Viva el pensamiento crítico! Viva la Filosofía!

  14. Ruling · 11/06/2020 Responder

    Estimado Darin:

    Había enviado un comentario sobre este vídeo, pero al parecer no fue recibido.

    Básicamente, lo que había compartido es que la inquietudes que expresas en esta ocasión me recuerdan la actitud fenomenológica, que procura evitar el dogmatismo (en la forma de diversos ‘ismos’, a saber, materialismo, idealismo, psicologismo, etc.) y por otra parte, evita el relativismo y escepticismo radical, manteniendo un escepticismo metódico, como Descartes. Es la misma actitud que, a mi parecer, muestra el creador, productor y entrevistador de la serie, “Closer to Truth”, Robert Lawrence Kuhn, en sus breves pláticas con los más destacados filósofos y científicos contemporáneos acerca de “the big questions”… Ojalá que algún día puedas realizar un vídeo sobre Husserl y/o Merleau-Ponty. Saludos cordiales desde Panamá.

  15. Joan Lluis Rabassó · 12/06/2020 Responder

    Enhorabuena Darin. Muy interesante. Sigue adelante

  16. Isaías Espinosa · 12/06/2020 Responder

    Estimado Darin:
    Me agradó mucho tu exposición sobre el dogmatismo en la filosofía y las limitadas posibilidades de un libre pensamiento crítico. Esto me lleva a cuestionar mi concepto sobre el libre pensador (me considero uno de ellos). ¿Tiene éste, plena libertad de pensamiento ajena a sus inevitables convicciones y dudas? Me parece, por lo que te he escuchado decir, que no. En todo caso me complace pensar que, al menos, es menos dogmático que la mayoría.
    Y aprovechando tema y ocasión quisiera comentarte que siempre he estado convencido de que los libre pensadores debiéramos unirnos para expresar y difundir nuestras ideas en beneficio de un cambio social que ya se antoja como urgente. Desafortunadamente somos un grupo, quizá uno de los últimos, que no se atreve a salir del closet. Poner en tela de juicio al sistema, la moralidad, los prejuicios y dogmas no es tarea cómoda, nos exponemos al rechazo social. Como dijera Mark Twain: “Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados”
    La filosofía, estoy seguro, es un medio para hacernos pensar y ejercer con mayor tino nuestros juicios y con ello poder coadyuvar con mayor eficacia al mejoramiento de nuestra sociedad. Por esta razón considero como encomiable la tarea de divulgación filosófica que realizas con tanto empeño.

    • Darin · 15/06/2020 Responder

      Hola Isaías. No digo no tajantemente. La idea de esta serie de vídeos es cuestionar lo que planteé, a ver si podemos encontrar una salida. A ver qué encontramos en los próximos vídeos. Un abrazo!

  17. Godofredo Aravena · 13/06/2020 Responder

    Apreciado Darin. Te seguí por mucho tiempo, pero luego dejé de hacerlo por lo mismo que ahora planteas. Creo que por primera vez escucho de tu parte algo realmente interesante sobre el fondo de la Filosofía históricamente hablando. Comparto plenamente tu percepción sobre la diferencia entre un filósofo profesional y uno “de la calle”. Los dogmas, sesgos y egos personales están muy presentes en la historia de la Filosofía. Sin importar el grado académico del filósofo. Creo que ahora muestras que estás alcanzando un cierto grado de maduración que se ve poco entre los que se dedican a la filosofía de manera profesional. Cambio que veo como muy apreciable y valorable.
    En paralelo a lo anterior, hago notar que la Filosofía presenta el mismo defecto que el resto del sistema, es decir, se justifica a sí misma circularmente, porque hacer filosofía le da sentido a “ser filósofo” (y vice-versa) como una actividad humana dentro de un sistema que no tiene más objeto que “seguir siendo”. Se trata de girar, sin importar hacia dónde se va, todo se trata de “seguir girando”.
    Por lo anterior, hace ya algunos años, cuando comencé a preocuparme seriamente por el mundo que le estábamos heredando a mis hijas, nietos y generaciones futura, perdí todo el interés por la filosofía tradicional, pues entendí que ella no buscaba resolver los problemas de la Humanidad, sino que sólo “hacer más filosofía”. A pesar de los siglos transcurridos desde la Antigua Grecia filosófica, la filosofía no ha hecho propuestas que sirvan de guía para corregir el ritmo y sentido del sistema, pues a pesar de los cientos de filósofos que han hecho filosofía, el sistema sigue yendo a ninguna parte, y a la vez, cada vez de peor manera.
    “Hacer filosofía” en este mundo de consumidores en que todos son sólo números, se ha convertido en parte de la necesidad de ser “diferente”, es decir, sólo se trata de decir “cosas” con el único objetivo de reafirmar la identidad. En algunos casos es además una manera de asegurar ingresos para seguir viviendo. Sea como sea, no importa mucho lo que se dice, todo se trata de decir algo. Y de esta situación nadie se escapa. Ni los filósofos profesionales.
    Se necesita una nueva manera de hacer filosofía. Se necesita una filosofía con objetivos concretos, que realmente se esfuerce por estructurar al Universo, y dentro de él, nuestra naturaleza, razón de ser, existir y estar como especie (y todo lo demás ciertamente). Se trata de practicar una “filosofía científica” por llamarla de una manera. En otras palabras, hacer una filosofía con aplicación concreta y práctica. Un complemento a la ciencia y la técnica, pues al final, un sistema es el resultado de la combinación de filosofía, ciencia y técnica. Y el Universo no es más que una combinación de sistemas. Todo al final se trata de sistemas.
    Busqué en la filosofía tradicional las respuestas a las grandes preguntas, sin encontrarlas, pues ellas en realidad no están. Me aburrí de la autocomplacencia filosófica, por lo que decidí seguir mi propio camino. Afortunadamente, e inesperadamente, la combinación de filósofo aficionado y arquitecto naval me ha abierto algunas puertas en esto del hacer filosofía con aplicación práctica que de otra manera nunca se me hubieran abierto. Hoy hago filosofía sin mayor interés que guiar a mis hijas.
    Mi visión filosófica la he llamado “Anti-Metafísica” (o Super-Materialismo) es decir, que no hay nada más allá de la física, que todo es física, y lo que parece ser Metafísica, es simplemente física para la que no tenemos entendimiento científico-técnico. La filosofía en esta postura filosófica es la encargada de llenar de manera racional y muy coherente con lo que llamamos y sufrimos como la realidad, el espacio que la ciencia y la técnica no pueden hoy en día completar.
    Entiendo que el Universo “es como es”, en contraposición a como “creo que es” pues tiene una lógica funcional, y por extensión, todo en él tiene una explicación precisa y única, es decir, no hay espacio para las opiniones o creencias. El gran desafío de la filosofía es encontrar esas explicaciones únicas, que no pueden ser vistas de una manera diferente a lo que son (o afirman). Resumo esta afirmación con el dicho “la fuerza de gravedad no es tema de opinión, es como es”. El Super-Materialismo platea que sólo hay verdades únicas en el Universo. Nada es opinable, todo es esencialmente “explicable” y por ello finalmente “entendible”. Todo se trata de sistemas y funcionalidades concretas. Las funcionalidades no son opinables.
    Mi conclusión final es que para hacer filosofía que se requiere, la academia envenena en vez de favorecer al proceso. Hoy en día se necesitan con urgencia nuevos enfoques, que esta vez vengan desde fuera del establishment.
    Ciertamente “Hic sunt dogmatismus” es una afirmación que comparto plenamente.
    Espero no haberte aburrido.
    Te saluda muy atentamente.

    • Darin · 15/06/2020 Responder

      Hola Godofredo. Interesante reflexión. Tu afirmación de que no hay nada más allá de la física, es sí misma una afirmación metafísica. No es algo que puede ser sustentado por la simple experiencia empírica. Sería más coherente creo simplemente rechazar la filosofía y hacer ciencia sin pensar en estas cuestiones últimas. Pero no puedo hacerlo! jaja. Gracias nuevamente por tus palabras, un abrazo 🙂

      • Godofredo Aravena · 15/06/2020 Responder

        Darin, a partir de mis vivencias y experiencias, veo que la afirmación puede ser sustentada por la simple experiencia empírica, de otro modo no la haría, pues en los hechos es posible determinar de manera empírica que no hay nada más que la física, esencialmente explicando físicamente los por qué de cada cosa, sólo que hoy tal vez no podamos demostrarlo todo a cabalidad ya que hoy en día no disponemos de los medios técnicos en muchos casos. Tengo muy claro que esa es la gran limitación de mi teoría, pero eso no le quita valor. Debo aclarar que algunas explicaciones son bastante complejas, pues todo es mucho más complejo de lo que quisiéramos que fuera. Y no es fácil escapar a nuestra tendencia genética a genera modelos simples de lo que percibimos.
        Mi propuesta es una teoría que busca establecer, en base a una amplia argumentación indirecta, pero material, o física por decirlo de otra manera, un concepto sobre el Universo que permite efectivamente explicarlo en gran medida. Y dentro de ese modelo, en especial explicar el papel de los humanos en él, y con ello de alguna manera poder establecer para qué existimos y para qué deberíamos vivir y ser sociedad. En ella se explica qué es la vida, el tiempo, la muerte, la inteligencia, los sentimientos, por qué creemos en dioses, y bueno, (casi) todo lo demás. Pero es una propuesta muy personal todavía, tal vez eventualmente sea de interés para quienes buscan respuestas integradas y coherentes sobre el ser y el estar, sustentadas en argumentos tangibles, y los por qué y para qué de casi todo.
        Es esencialmente una respuesta a la necesidad de desarrollar un esquema del Universo con utilidad práctica, totalmente coherente con los hechos de lo que percibimos como la realidad, para guiar (y dejar una guía) a mis hijas y nietos en un mundo que va a ninguna parte, que sólo “va”, y más encima dando tumbos.
        Trabajo en la redacción de un documento que explica mis propuestas y visión del Universo. Todavía falta bastante por explicar y redactar ciertamente, pues hay bastante que cubrir. Agradezco tu espacio.

  18. MIGUEL OLIVERIO ROA · 14/06/2020 Responder

    Muchas gracias Darin!, un placer saber que estas subiendo videos de la fonda, estaba perplejo y confundido, pues no me habia llegado tu ultimo video, el cual por cierto me nutre verdaderamente, pues hablas de la necesidad de tener un pensamiento abierto, creo que con la edad las personas se van cerrando cada dia mas, un nino ni tiene prejuicios, porque simplemente no tiene un punto de vista que defender, no ha empleado su intelecto en afirmar o negar ningun episteme, pues la nuda realidad es su panorama, su vision, en cambio una persona, mientras mas adulta, mas conceptos va guardando, como un baul que al comprarse no tiene nada, pero al paso de los anos vamos cargando con mas y mas cosas, hasta que ya no queda espacio para ninguna mas…., Bueno ese es mi punto de vista, gracias, y seguimos en contacto

  19. Eugenio Estrada · 14/06/2020 Responder

    hola Darin, he accedido al link de CODAES que contiene el video que mencionas, pero sólo aparece el de bienvenida, ¿los siguientes videos se hayan disponibles?? gracias

    • Darin · 15/06/2020 Responder

      Eso es lo que comenté en el vídeo, que al parece ya no está funcionando la clase. Voy a comunicarme con ellos a ver si pueden volver a habilitar.

  20. Alejo · 16/06/2020 Responder

    Hola Darin: felicitaciones por la honestidad y contundencia de tu mensaje. Todos los que hemos sido parte del mundo académico (en la mayor parte de las ocasiones, para padecerlo) no tenemos más que coincidir con tu perspectiva. Alguna vez tendrías que elaborar alguna clase sobre el personaje y la persona “intelectual”, confío en que sería muy enriquecedor. ¡Muchas gracias por compartir tus reflexiones!

  21. Mario · 19/06/2020 Responder

    Coincido contigo Darin en que los prejuicios -ya sea en el mundo de la filosofía o en la vida cotidiana- son el resultado de creencias que, al ser no-conscientes- siguen operando más allá de nosotros. Muchas veces uno pregunta “¿por qué haces eso?” y obtiene la respuesta “no sé, todos lo hacen” o “siempre se hizo así”. El problema, Darin, creo que no está en tener creencias. Si no las tuviéramos no podríamos subir al bus o ni siquiera sentarnos a tomar una clase. Yo creo que el bus me llevará donde dice el cartelito y creo que el profesor intentará dar nos su mejor clase. No se puede vivir sin creer. No se puede vivir sin creencias. La cuestión es que veces esas creencias son tácitas, no somos conscientes de ellas y terminan determinando nuestra vida poniéndola en automático. La cuestión clave está hacer conscientes esas creencias, identificarlas, revisarlas y -si nos son útiles en la vida- conservarlas. Ahora, cuando se tornan ineficaces, hay que tener la valentía de deshacernos de ellas y de construir otras nuevas

    Así también funciona la ciencia, Darin. Einstein no tiró por la ventana la mecánica de Newton al postular la mecánica relativista. De hecho, las ecuaciones de la mecánica relativista a bajas velocidades (lejos de la velocidad de la luz) se transforman en las ecuaciones de Newton (no es maravilloso!). En su avance, la ciencia no destruye todo lo anterior sino que lo deja como caso particular de los nuevos postulados (qué hegeliano suena esto!)

    Pero hay, eso sí, parámetros absolutos que (como la velocidad de la luz o la carga del electrón) son constantes universales (otra vez Hegel). Y hay, en la experiencia íntima e irrepetible de cada uno de nosotros, valores absolutos que como al amor, la libertad, la espiritualidad, siendo profundamente personales son, a la vez (qué paradójico es esto!), universales (esto excede a Hegel y evoca más -creo- a Kierkegaard)

    El dogmático es presa de creencias fosilizadas que nunca ha revisado y que determinan su vida. Vive en automático. Y lo más repugnante del dogmatismo es -a mi entender- que crea individuos sometidos al pensamiento de otro. Erich Fromm trató esta degradación de lo humano en su libro “El miedo a la libertad”, es decir, el problema de la libertad interior. Esperamos con alegría tu próximo video, Darin. Te mando un fuerte abrazo

    • Darin · 19/06/2020 Responder

      Gracias por tu reflexión Mario 🙂

    • Godofredo Aravena · 19/06/2020 Responder

      Mario, muy interesante meditación. Personalmente creo en lo absoluto y único. Por ello creo que la filosofía tiene la obligación de guiarnos hacia el entendimiento de esos absolutos. Un gran saludo.

  22. Rodrigo · 10/07/2020 Responder

    Hola Darin, es muy interesante el tema que expones, me pone a pensar mucho estas dos ideas, la primera que todos somos dogmáticos en algún momento y la segunda que es peligroso tanto ser dogmático como ser escéptico. Me deja un poco de incertidumbre. A mi parecer es mas peligroso ser escéptico porque no crees en nada y todo esta bien, para este tipo de personas no hay nada porque luchar, ni nada que cambiar. Esa postura nos arrastra a ser una especie de robots a tener una actitud de indiferencia y por consiguiente a ser infeliz. Estoy convencido que la filosofía existe no solo para reflexionar, sino para ayudar al ser humano a ser libre y por consiguiente a alcanzar la felicidad.

  23. Pedro · 12/07/2020 Responder

    Hola, Darin. Me parece que en tu video haces una falsa dicotomía entre dogmatismo y escepticismo. Ambas funcionan más bien, digamos, dialécticamente. La síntesis final entre una y otra es siempre “movible”, por lo que aún cuando todas las corrientes filosóficas se basan en la lógica, resultan siendo heterogéneas. Si la filosofía (o la crítica filosófica) solo deviniese en dogmatismo o en escepticismo, no hubiera habido avance y complejización en el pensamiento filosófico. Los problemas son los mismos, sin duda, desde tiempos de Platón, pero es obvio que las respuestas se han diversificado y profundizado y se ha dejado definitivamente atrás ciertas ideas, como por ejemplo el monismo de los presocráticos. Probablemente el camino a la verdad no sea una recta, algo a lo que se llegue por una única ruta, sino a través de una ramificación que abandona respuestas que se vuelven insuficientes. Algo parecido al árbol evolutivo humano: algunas especies entran en un callejón evolutivo sin salida y se extinguen, en cambio otras prosiguen divergiendo o quizás confluyendo. Quizás tampoco la verdad total sea una empresa alcanzable o finita, sino más una utopía, algo “que sirve para caminar” como decía Eduardo Galeano. Con esto no quiero decir que todas las respuestas sean válidas, sino que se estas se afinan desechando unas y van surgiendo otras más adecuadas. Por lo demás, yo creo que mientras más dogmática o escéptica sea cualquier posición (política, filosófica, ideológica, religiosa, científica) más rápido se disolverá por su propia rigidez o banalidad y porque crece el rechazo que genera. Un saludo y muchísimas gracias por compartir la filosofía.

    • Darin · 12/07/2020 Responder

      Gracias por tu reflexión Pedro. Dime por favor cuales otras posiciones pondrías entre el dogmatismo y el escepticismo.

  24. Rodrigo Asenjo Fuentes · 13/07/2020 Responder

    Hola Darin, te felicito por la reflexión.
    Yo creo que somos racionales, pero puestos sobre una base irracional, de fe, es decir, nuestro edificio es débil en la base si lo vemos racionalmente; y fuerte si lo vemos desde la fe.
    Y es la fe los que nos hace creer en cosas disímiles.
    ¡Qué fe? La fe que nos da fuerza para vivir. Seguir vivos.
    Con Kant creo la racionalidad tiene límites -soy ingeniero civil y vengo desde el mundo de las ciencias matemáticas-. Incluso las matemáticas en su construcción tiene defectos como demostrara Gödel.
    Un gran abrazo y cuando estés en Chile me gustaría que compartiéramos un café.
    Tengo varios libros en trabajo; uno de pensamientos…Otro de historia de mi niñez (“Años de arcilla”) que será publicado el próximo año.
    Abrazo.
    Rodrigo Asenjo Fuentes.
    Santiago de Chile.

  25. Sergio Santiago Rivera · 15/08/2020 Responder

    Hola Darin, soy fanático de la Fonda Filosófica, leo y estudio los guiones creados por usted, mil gracias.
    En el tema “Hic Sunt Dogmatismus”, incluye un poema del poeta y dramaturgo William Butler Yeats, admirador de la extrema derecha que veía a la democracia como enemiga de un buen gobierno. Yeats, es considerado como un militante fascista.
    Dr. darin ¿es posible que usted se haya equivocado en el sentido del tema?
    Por último, considero que es un honor que usted viva aquí en Médico.

    • Darin · 16/08/2020 Responder

      Hola Sergio. Sí, Yeats tenía esa creencia política, pero independientemente de eso, creo que el poema expresa bien el dilema que quiero tratar.

  26. Federico E. · 09/09/2020 Responder

    Quiero presentar una metáfora. Un avión va rodando por la pista cada vez más rápido y, cuando alcanza la velocidad crítica, en vez de alzarse de tierra sigue acelerando (racionalismo). Suenan las alarmas (empirismo) y desde torre de control se ordena desacelerar (criticismo). Tal vez llegue a olvidarse que de lo que se trataba era de volar.

    Las antinomias podrían ser los indicadores de que hay que pasar a métodos de conocimiento cuya justificación radica en un núcleo de saber personal. Aquello de Pascal: el corazón tiene razones que la razón no entiende. ¿Sería posible postular las condiciones de verificación de esos modos de saber así como se establecen criterios de falsación en ciencia? ¿Condiciones universales que permitan reconocer la validez de las razones íntimas propias y ajenas, siendo plurales?

  27. Afthers · 26/10/2020 Responder

    Saludos hermano. Me gustaría saber cúal es la tesis que desarrollas aquí y los tipos de argumentos. Quisiera hacer un análisis sobre ello…

    • Darin · 27/10/2020 Responder

      Hola Afthers. Mi tesis es que es imposible evitar algún grado de dogmatismo en el pensamiento. Si ser crítico signifca dar razones para las creencias, no se puede dar razones para las razones ad infinitum. Quiero sacar las consecuencias de esto.

  28. SIMON ANDRES IDROBO · 10/11/2020 Responder

    El filosofo Colombiano Estanislao Zuleta al respecto de tu argumentación sobre el dogmatismo y el escepticismo afirmaba lo siguiente: “La ignorancia es curable la estupidez es genética”….en igual sentido afirmaba: “No hay peor ignorancia para combatir que la del que cree saber lo que no sabe”

  29. SIMON ANDRES IDROBO · 10/11/2020 Responder

    Estimado amigo me gustaría saber por que en tus vídeos y específicamente para darle fuerza a tus argumentaciones o prejuicios filosóficos apelas a criterios de autoridad (civilización o barbarie) citando lo que dijo uno u otro filosofo dentro del canon de la ciencia filosófica eurocentrica, helenocentica y anglosajon etc…hay un saber filosófico y epistemico situado (epistemologias del sur) en el mundo de la vida cotidiana y sobre todo en nuestra idea de lo que entendemos por latinoamerica,

    • Darin · 10/11/2020 Responder

      Hola Simon. Espero que no haya cometido la falacia de la autoridad en mis vídeos. Muy pocas veces opino algo yo, aunque en este vídeo sí, y sí, recurro a filósofos como Peirce y otros de la filosofía europea porque es la tradición que mejor conozco. En mi viaje en Sudamérica fui aprendiendo, especialmente en Perú, de la filosofía andina. Voy poco a poco llenando los huecos en mi formación.

  30. Rodrigo Asenjo Fuentes · 10/11/2020 Responder

    En relación a hacer comentarios propios: Por el contrario, enriquece el mensaje, en mi opinión.

    Abrazo Darin, saludos desde Santiago de Chile.

    Rodrigo Asenjo Fuentes

  31. Ruben Gonzalez Arapiles · 17/08/2021 Responder

    Genial Profesor

  32. Armando Meneses Madriz · 26/09/2021 Responder

    Hola Darin, muchas gracias por todo tu inspirador trabajo. Me acompaña todos los días a la ida y a la vuelta a mi oficina. Vi el link a tu MOOC CÓMO PENSAR COMO FILÓSOFO y quisiera saber si hay forma de acceder a los videos que lo forman. Gracias mil y un abrazo desde Costa Rica.

    • Darin · 28/09/2021 Responder

      Hola Armando. Ese MOOC lo hice hace años, se trata básicamente de falacias y sesgos cognitivos. Entregué los materiales a mi universidad y ellos se encargaron de llevar a cabo el curso, pero al parecer nunca se hizo. Tendría que volver a armar todo. De momento no tengo pensaod hacerlo pero lo tendré muy en cuenta.

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