Happy Birthday

¡Ya de vuelta! Les cuento lo que he hecho en estos últimos 6 meses, hablo un poco de lo que veremos el próximo año en la Fonda, y comparto unas fotos personales con ustedes.

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Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro: ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S. https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

Guión

Hola, bienvenido a la Fonda Filosófica – siempre les doy la bienvenida pero esta vez lo hago con un cariño muy especial porque tiene tiempo que no les veo – que gusto estar de vuelta aquí en la Fonda! La verdad lo he extrañado mucho, les he extrañado a ustedes. La dinámica de leer e investigar, y luego de elaborar el guión, hacer el vídeo, subirlo y luego al día siguiente ver los comentarios y preguntas y responderlas, y tras un día de descanso, otra vez pensando en un nuevo tema.
Extrañé todo eso pero me hacía falta ese mini-sabático y la verdad lo aproveché muy bien. Trabajé casi todos los días en mi libro sobre la filosofía artesanal y me daría gusto reportar que llevo una buena parte escrita, pero no es así. Llevo lo que me imagino será un 20% del libro, pero está medio fragmentado. ¿Por qué tan poco? Pues, ha sido una experiencia muy interesante y estimulante, pero a la vez bastante difícil, una experiencia distinta a la de escribir mis primeros dos libros, el de Hombre, signo y cosmos sobre Peirce y mi libro sobre Gilles Deleuze (que por cierto ya tengo noticias sobre su publicación que les cuento al rato). Esos dos libros tratan de ideas de otros pensadores, de ideas ya articuladas y plasmadas que yo sólo tenía que articular de mi manera para comunicar de una forma entendible. Esencialmente, lo que hice en esos libros es una versión más amplia y detallada de lo que hago en estos vídeos de la Fonda.
Las ideas del libro que estoy escribiendo ahora – La Filosofía Artesanal – obviamente las tengo que articular y plasmar yo, una tarea bastante más difícil. Pero hay un grado de dificultad adicional que no esperaba. Todo libro que se escribe, sea sobre filosofía o no, tiene un objeto, una temática, de modo que uno puede decir sobre determinado libro que trata de X. En la mayoría de los casos, ese X, su tema, es distinto del acto de pensarlo. Para explicar lo que quiero decir tomemos como tema la naturaleza de la legitimidad política. El filósofo lo piensa, introduce conceptos, los articula, y escribe su libro. O digamos una persona cuya pierna fue amputada y que escribe un libro sobre su experiencia de perderla y de moverse ahora en el mundo. En los dos casos, el tema es distinto de la actividad de pensarlo. En mi caso, el objeto es el pensamiento mismo, no en el sentido fuerte de una gran propuesta epistemológica como La crítica de la razón pura o algo así. Desafortunadamente, tengo muy poco en común con los grandes filósofos. Digo “muy poco” y no “nada” porque me di cuenta hace unos días que Jean-Paul Sartre y yo tenemos algo en común, a saber, encontramos nuestros respectivos caminos en la filosofía con la ayuda del alcohol. En su autobiografía, Simone de Beauvoir cuenta que ella y Sartre y su amigo Raymond Aron salieron a tomar unos tragos. Aron, quien estaba estudiando Husserl, señaló un cóctel sobre la mesa y le dijo a Sartre: “Si eres un fenomenólogo, puedes hablar sobre ese cóctel, y eso es filosofía”. De Beauvoir dice que Sartre se emocionó mucho.
88 años después, lejos de París y sus célebres cafés, estuve yo tomando una cerveza en las afueras de Xalapa, Veracruz en un lugar que hace su propia cerveza. Esto ya lo había contado en otro vídeo. La bebida era muy rica y de repente pensé: “A mí me encantaría hacer filosofía como ellos hacen la cerveza”. ¿Cómo la hacen? No de forma industrial – ahí no sirven Heineken ni Corona – sino de forma artesanal. Tomé lo artesanal como metáfora y de ahí nació mi idea de una filosofía artesanal. Como Sartre, me emocioné.
Ahí las semejanzas terminan. A diferencia de Sartre o Kant, no soy un genio filosófico. El libro que estoy escribiendo no es ni remotamente tan importante como El ser y la nada. Este último, y las obras maestras de los grandes filósofos, son propositivas, digamos declarativas. Declaran que así o asá es el mundo. Con base en esas declaraciones, o legislaciones como diría Nietzsche, se han formado escuelas de pensamiento: la fenomenología, la hermenéutica, el existencialismo, el análisis lógico, etc.
Ahora bien, ¿A la flora y fauna filosófica agrego una especie más? ¿Junto a la filosofía fenomenológica y la filosofía hermenéutica cabe la filosofía artesanal? No. La filosofía artesanal no es declarativa, no es propositiva. De hecho, ahora que lo pienso, no es siquiera una filosofía propiamente hablando, sino, al menos en un primer momento, una sociología. No parte de observaciones especiales, ni principios metodológicos, sino de un dolor, de una piedra en el zapato. Nace de un lamento sobre la enfermiza situación actual de la filosofía, de las condiciones sociopolíticas de su práctica hoy en día. La filosofía artesanal tiene un momento negativo y un momento positivo. Por el lado negativo, cuestiona esas condiciones; se para, quita el zapato y saca la piedra. Por el lado positivo, trata de imaginar un pensamiento que no se ejerciera en función de esas condiciones. No se trata de dirigir el camino de la filosofía como hacen las grandes filosofías declarativas, de hacerla caminar en determinada dirección en vez de otra, sino simplemente en caminar sin piedras en el zapato. Es posible, quizá, que el propio zapato sea la piedra. ¿Qué tal caminar descalzo? O incluso dejar de caminar, dejar de tragar el discurso de progreso e innovación, y tirarse en el pasto boca arriba.
Bueno, como de costumbre, estoy divagando. Volvamos a esos autores que escriben sobre X tema, digamos el que escribe sobre su pierna. Tiene la experiencia de la amputación de su pierna y de vivir en el mundo sin ella y luego reflexiona sobre esa experiencia y escribe su libro. En mi caso, lo que corresponde a la amputación de la pierna es el quitar la piedra del zapato. En esta metáfora, el zapato es el pensar y la piedra son las condiciones socioeconómicas que lo condicionan. La diferencia entre mi caso y el primero que comenté es que la experiencia sobre la que voy a reflexionar y escribir no es distinta de la misma capacidad de reflexionar. A lo que voy es que escribir un libro sobre la filosofía artesanal no viene después de alguna experiencia que tuviera sino que constituye la experiencia misma. Curiosamente, para saber que significa pensar de forma artesanal, no puedo hacer otra cosa que escribir el libro para descubrirlo. En esto, como puedes imaginar, me he sentido un poco como Alicia en el país de las maravillas.
En el prefacio de su libro Anarquía, estado y utopía, Robert Nozick describe el proceso de pensar como tener muchas ideas sueltas que tienes que empujar y meter dentro de un perímetro establecido. Yo lo visualizo como empacar una maleta. “Todas esas cosas están afuera, [dice], y tienen que embonar”. En mi caso, son un montón de cosas las que están fuera. Tengo ya 33 cuartillas de notas que llevo dos o tres años tomando, también citas de otros autores, esquemas, dibujos, y también varios ensayos que he escrito sobre temas que de alguna u otra forma quiero incluir en el libro. Todo eso, como dice Nozick, tiene que embonar. Continua diciendo: “Usted presiona y empuja el material dentro del área rígida, metiéndolo dentro de los límites de un lado e hinchando el otro. Corre a la vuelta y presiona la vejiga inflada, produciendo otra en otro lado. Así, usted presiona, empuja y corta las esquinas de las cosas de modo que encajen, y oprime hasta que, finalmente, casi todas ellas, más o menos vacilantes, entran. Aquello que no lo logra es arrojado lejos, de modo que no vaya a notarse. . . Rápidamente encuentra usted un ángulo desde el cual el objeto muestra un ajuste exacto y toma una instantánea, colocando el obturador en rápido, antes de que algo se hinche notoriamente. Después, de regreso en el cuarto oscuro, retoca los rasgones, roturas y jirones del material del perímetro. Todo lo que resta es publicar la fotografía como una representación de cómo son exactamente las cosas, haciendo notar cómo nada encaja apropiadamente en ninguna otra forma”.
Eso de la forma es clave. Me recuerda de la sección 45 de la Crítica del juicio de Kant donde habla de la experiencia de percibir una obra de arte. Dice: “En un producto del arte bello hay que tomar consciencia de que es arte y no naturaleza; sin embargo, la finalidad en la forma del mismo debe parecer tan libre de toda violencia de reglas como si fuera un producto de la mera naturaleza”. Si vamos al campo y, rodeados de flores, apreciamos su belleza, estamos conscientes de que su belleza es natural, producto de la naturaleza. Si vamos a un museo, estamos rodeados de pinturas conscientes de que no son productos de la naturaleza sino de la intención de seres humanos, de artistas. Sin embargo, para que sean bellas, tienen que parecerse productos de la naturaleza. O sea, si la propia obra hace manifiesto las reglas de composición que el artista usó para crearla, entonces pierde toda presentación de belleza. Al parecer, el filósofo también busca lo mismo. Se esfuerza para que su trabajo, su creación, se parezca a la naturaleza, como si sus inferencias discurrieran como el inevitable y necesario giro de planetas alrededor del sol. Busca la objetividad y la universalidad, para lo cual tiene que suprimir todo rastro de duda y error y paso en falso, en pocas palabras, todo rastro del sujeto.
Me doy cuenta que lo más importante que comunicaré en mi libro es mi singularidad como pensador, los giros y dudas, roturas y jirones que constituyen el viaje. Eliminar todo eso y presentar un argumento en una forma tal que cualquier otra persona pudo potencialmente haber dicho lo mismo, pues eso es un pensar industrial, justo la piedra que quiero quitar del zapato. Quiero que mi libro sea un ejemplo de lo que estoy diciendo, que la artesanalidad que lo produjo se note. En otras palabras, que la forma no sea separable del contenido.
Bueno, podría hablar mucho más de este y otros temas, pero les dije que iba a hablar de otro libro también. Se acordarán que estaba escribiendo una guía de lectura a Diferencia y repetición, la obra maestra de Gilles Deleuze. Pues terminé el libro hace varios meses, mandé el manuscrito con unos buenos amigos en el gremio filosófico para que me dieran su opinión y, buenas noticias, les gustó mucho. Y luego me puse a buscar una editorial para publicarlo. La primera opción fue el Fondo de Cultura Económica donde publiqué mi libro sobre Peirce (por cierto, la primera impresión de 2,800 ejemplares se agotó y sacaron hace como un año una segunda impresión de 1,000 ejemplares – estoy muy contento). Entonces, pensaba que les interesaría otro libro mío. Me puse en contacto con mi editor y me dijo “Maestro, no dudo que su libro se vendería bien, pero no podemos publicarlo porque no cabe dentro de la actual política editorial”. Es que el Fondo de Cultura es una editorial del estado mexicano y desde que publiqué mi libro sobre Peirce ahí ha cambiado el gobierno y por tanto la política de la editorial. Ahora quieren libros no tan especializados y con temáticas para un público más general. Bueno, ni modo.
Luego me puse a investigar los catálogos de varias editoriales para ver cual estaría más interesada en publicar algo sobre Deleuze. Dado que la Editorial Amorrortu publicó la edición española de Diferencia y repetición, ellos sería la opción indicada, pero la verdad en ese momento no pensé en ellos sino en Siglo XXI. ¿Por qué? La verdad, por mi ego. Con un libro en el Fondo de Cultura Económica y otro en Siglo XXI, pues así no habría quien pudiera decir – “ah Darin, no es más que un youtuber”. Así es queridos comensales, su Mtro. Darin a veces piensa así de mezquino. Bueno, envié el manuscrito por email a la editorial y empecé a esperar. Pasaron varios meses y no hubo noticias entonces logré hablar por teléfono con un gerente en Siglo XXI, le expliqué la situación, checó mi caso y dijo que aún no habían revisado mi solicitud. Me dijo que el próximo mes llegaba un nuevo editor por lo que quizá dentro de dos o tres meses habría una respuesta. Quizá. No gracias, le dije, retiro mi solicitud.
Luego intenté ponerme en contacto con Amorrortu, cosa que debí haber hecho desde un principio. Intenté contactarlos por correo y por via telefónica, pero no logré hablar con nadie. Me di cuenta que es muy difícil publicar un libro si no tienes un contacto en una editorial. Si mandas tu manuscrito como hice yo, ¡llega a una carpeta con cientos o miles de solicitudes más! Justo a esas alturas del juego un amigo me dio el contacto del director de una editorial, le escribí sobre mi libro y dentro de 24 horas me dijo que quería publicarme. ¡Por fin! Cuando me llegó el contrato lo leí con mucho detenimiento y vi que era bastante parecido al que firmé con el Fondo de Cultura pero esta vez me sacó un poco de onda. Dejó muy claro que tenía que renunciar todos mis derechos al manuscrito y que la editorial tenía la libertad de comercializarlo de la manera que más le convenía. Esto obviamente es de lo más común en el mundo editorial. Además estipulaba que me correspondían regalías de 8% de las ventas del libro físico. En el Fondo fue de 10%, pero básicamente lo mismo.
Estos detalles entre otros me llevaron a pensar sobre ese mundo que existe entre yo como autor y tú como lector, a saber, la editorial y las librerías. Por mucho que amo las librerías, me di cuenta que no me hacen falta las funciones ni de la librería ni de la editorial. ¿Cuáles son esas funciones? La editorial produce el libro y lo distribuye a librerías las cuales lo venden – producción, distribución, venta. Investigando, me di cuenta que yo puedo mandar a imprimir mi libro de una forma muy profesional, de la misma calidad que las grandes editoriales, y también que puedo distribuirlo, no a librerías sino directamente a ti. Más adelante haré un vídeo sobre mi libro explicando las maravillas que se encuentran dentro de él y haré una página web donde se puede comprar en físico (firmado por mí y con un dedicatorio) y también donde se puede descargar el PDF gratis (por si estás corto de dinero). No todos los que están interesado en Deleuze ven mis vídeos, pero una cantidad suficiente sí, de modo que van a correr la voz, se va a comentar en las redes, y así la gente se va a enterar. A lo que voy es que no hace falta la librería para vender mi libro, lo cual me duele decirlo porque me encantan las librerías y no quiero que sufran más de lo que ya han sufrido en este mundo de Amazon y PDFs gratis. Sin embargo, haciéndolo por mi cuenta puedo quedarme con 50% del costo de cada libro en vez de 8%. El texto ya está en las manos de un buen corrector de estilo. Terminando eso le hago la maquetación y luego a imprimir. De hecho, ya he diseñado su portada. ¿Qué les parece? Bueno, es un borrador – me gusta pero si ustedes tienen algún comentario, algún detalle que podría cambiarse, déjenmelo saber por favor.
Hay un detalle más sobre las editoriales. No sólo imprimen y distribuyen el libro sino que ponen su nombre, su logotipo, en la portada del libro. Si es una editorial prestigiosa, eso comunica algo importante al consumidor, a saber, que el libro que tiene un sus manos es de calidad, no es cualquier cosa. Como los plásticos que contaminan los mares, hay mucha basura en el mar intelectual. En el mundo digital, cualquiera puede publicar fácilmente cualquier cosa. La editorial funciona entonces como un curador – dice que esto sí vale, aquello no tanto. ¿Cómo llegan esa determinación? Mandan el texto a un experto en la temática para saber su opinión. Si una editorial hubiera hecho eso con mi texto, la primera cosa que me habrían dicho, antes de mandarlo con el experto, es ¿Quién es usted para escribir este libro? Habrían visto que en mi curriculum no tengo ninguna publicación sobre el pensamiento de Deleuze. Sin duda, no quieren publicar un texto chafa, pero lo que menos quieren es gastar dinero publicando un texto que, aun cuando sea bueno, no se vende. ¿Cómo evitan esta última posibilidad? Hoy en día, la publicación de casi cualquier texto académico es financiado no por la editorial sino por el autor, por fondos que consigue de su institución o de organismos federales. Lo común aquí en México al menos es que un académico solicita financiamiento para un proyecto de investigación. Indica en el que los resultados de la investigación serán publicados como libro, por lo que parte del financiamiento se dedica a eso, a la publicación. La editorial no tiene que preocuparse. En mi caso, no tengo financiamiento, pero no importa. Lo que tengo es un libro en el Fondo de Cultura que se ha vendido muy bien y que está ahora en su segunda impresión, y todo eso gracias no al Fondo de Cultura sino La Fonda Filosófica, o sea, a ustedes. Como dije, la editorial que me quería publicar aceptó mi manuscrito dentro de 24 horas de haberlo recibido. Evidentemente, no lo mandó a revisión con un experto en el campo. Más bien, vio mi canal de YouTube y la cantidad de suscritores que tiene. Me imagino que de ello infirió dos cosas. 1) que una persona con tantos vídeos sobre tantos filósofos famosos y con tantos suscritores no puede ser del todo pendejo, y 2) que semejante persona tiene un publico cautivo listo para comprar y consumir lo que produce. La primera inferencia es débil, pero la segunda mucho más fuerte y es lamentablemente el dato que más peso tiene en nuestro mundo.
En todo caso, sé que sería mucho más fácil que firmara el contrato y que dejara todo en las manos de editores y libreros, pero tomé esta decisión como parte de mi proceso de volver mi vida más artesanal, así que veremos qué pasa.
Pasando a otros temas, quiero darles una idea de lo que en los próximos meses encontrarán en la carta de la Fonda. Ahí por mediados de enero voy a subir un vídeo iniciando una breve serie sobre un filósofo alemán poco conocido – Max Stirner. La posición filosófica de Stirner es difícil describir pero él mismo lo definió como el egoísmo. Karl Marx estaba lo suficientemente preocupado o consternado por sus ideas como para dedicar más de 300 páginas criticándolo en La ideología alemana, lo cual es muchísimo más de lo que dedicó a la crítica de cualquier otro pensador, y créeme, criticó a mucha gente. Por mí, ese sólo dato basta para darle curiosidad a cualquiera por saber mas. Pero hay otro dato. En los últimos años se ha visto una fuerte inyección de testosterona en la cultura, por ejemplo los fenómenos de Andrew Tate, Jordan Peterson, los tech bros, el gaming online y los libertarios como Peter Thiel. Una cosa que caracteriza esa cultura es el egoísmo, un individualismo que dice cada quien por su cuenta y que agarre todo lo que se pueda. El punto es que he visto memes que usan la imagen y el nombre de Stirner para promover y justificar esta cultura. Espero en nuestro análisis desmentir esta asociación y mostrar que el egoísmo de esos sujetos es filosóficamente banal y superficial y que dista mucho de la visión muy interesante de Stirner.
También pienso hacer más vídeos de mi serie “Anotando ando”, un vídeo sobre Deleuze y su libro Diferencia y repetición y la forma en que mi libro lo aborda, un vídeo sobre Kant y su interesante ensayo “¿Que es la Ilustración?” Muchos me han pedido algo sobre Byung-chul Han, así que creo que haré algo al respecto. Como último, quiero preparar una larga serie sobre un libro importante y voy a dejar que ustedes decidan entre tres opciones. Son: 1) La ciencia de la lógica de Hegel, 2) Proceso y realidad de Alfred North Whitehead, o 3) El ser y el acontecimiento de Alain Badiou. Los tres son muy interesantes así que a ver que dicen la mayoría.
Quisiera terminar el vídeo con un toque más personal, más navideño pues. Me gustaría mucho salir de mi estudio y enseñarles mi árbol de Navidad, las decoraciones, y cómo quedó todo, pero no tengo árbol, no puse decoraciones. No es que no me guste, sino sólo que cada año cuando se acerca Navidad pienso en hacerlo pero luego pienso en todo lo que tendría que comprar y hacer y me da flojera. Lo que sí les puedo enseñar es una foto de mí tomada en Navidad cuando tenía yo unos 7 ó 8 años de edad. Ahí estoy, cómo ven? Aquí estoy un poco mas grande, uno 18 supongo, posando con mi primer coche, un Fiat 850 Sport Spider de 1970. Una maestra mía de la prepa lo tenía en su jardín sin usar. Me la vendió en $500. ¡Ojalá lo tuviera todavía! Al final de mi vídeo “El sueño de la razón” les enseñé una foto de mi padre y yo poco tiempo antes de que muriera. Por cierto, ese vídeo ha sido muy popular, conmovió a mucha gente. Muchos dejaron comentarios muy bellos pero decidí no responderlos porque la verdad no podía decir más que gracias. Entonces aquí y ahora les doy las gracias a todo los que comentaron ahí, fue muy conmovedor ver la reacción. Bueno, aquí les muestro otra foto de mi padre y yo. Tenía unos 16 años y la foto sale en el periódico. Es que el momento que capta es el momento que gané el concurso de deletreo en California. El así llamado Spelling Bee es muy popular y pues me tocó ir a Washington D.C. a competir en el concurso nacional, lo cual no gané. Justo en el momento de ganar mi padre saltó al escenario y me abrazó. Estábamos los dos muy emocionados. Nunca he olvidado ese momento, pero sí había olvidado que existía esa foto. La encontré en una caja en el garage de mi madre la última vez que fui a visitarla, y me quedé pensando en las fotos, en la facilidad con la que pueden olvidarse o perderse. La gente tiene mucho miedo de perder los contenidos de su computadora, especialmente sus fotografías, por lo que se encuentran muchos servicios de respaldo en línea. Es muy buena idea respaldar, sin embargo, contra la mayor pérdida que puede haber, no hay respaldo – me refiero a la muerte. Cuando yo me muera, ¿qué pasará con mis fotos? Vivo solo, no tengo hijos, no tengo pareja. ¿Quién verá mis fotos y recordarme? Eso lo pensé hace unos días y dije – voy a compartir algunas fotos con mis comensales.
Como último, quiero agradecer a los que me han apoyado en estos últimos seis meses. De vez en cuando me llega un correo de Ko-fi.com o de mi banco avisándome de un depósito en mi cuenta. Sé que en esta economía representa un esfuerzo para la mayoría hacer un donativo, así que de corazón se lo agradezco.
Bueno, una última cosa. Ayer hablé con mi madre y casi terminando la conversación me preguntó: Darin, ¿qué significa “Feliz Navidad”? Le dije “Pues significa Merry Christmas. Feliz significa happy y Navidad es nativity en inglés, birth. Entonces, me dijo, “Feliz Navidad es como Happy Birthday”. Le dije, Sí, madre, exactamente. Se quedó pensando un momento y luego dijo “Me gusta más cómo lo dicen en español”. Le dije, “A mí también madre, a mí también”.

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Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro:  ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S.  https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

1 Comment

  1. Jeremias · 22/12/2024 Responder

    Feliz cumpleaños profesor Darin! Gracias por enseñarnos tanto. Se le extrañaba. Que tenga un bonito termino de año, navidad y año nuevo. Saludos desde Chile.

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