El ser y la nada, pt. 2/8

Hoy emepzamos la lectura de la introducción y revisamos las ideas básicas de la fenomenología de Husserl.

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Aquí tengo mi copia de El ser y la nada en inglés. Es un gran libro no sólo por sus ideas filosóficas sino por sus dimensiones físicas – ¡628 páginas en esta edición, y en la versión española unos 648! Por cierto, antes de seguir, vamos a leer la edición de la Editorial Losada traducida por Juan Valmar. Pues, lo impresionante es que Sartre tardó menos de dos años en escribir este libro, tiempo en el que también escribió una novela, una obra de teatro, y en el que trabajaba de tiempo completo cómo maestro de una escuela, y todo esto durante la Segunda Guerra Mundial! La próxima vez que te quejas de no tener tiempo para terminar tu tesis por el trabajo y otros menesteres, recuerda a Sartre.
Bueno, en el primer vídeo comentamos que Husserl y Heidegger influyen mucho en el argumento de este libro, cosa que vemos en primera instancia en el propio título – El ser y la nada – cuyo subtítulo es: ensayo de ontología fenomenológica. Siendo la libertad humana el tema fundamental del pensamiento de Sartre, se podría pensar que su investigación aquí sería de corte antropológica o ética, pero no, es ontológica. Como Heidegger en su famoso tomo, Sartre pregunta fundamentalmente por el ser. Con base en su clasificación del tipo de cosas que hay en el mundo, podrá llegar a su célebre tesis sobre la libertad humana. Es muy parecido a lo que hace Spinoza en La ética. Empieza con cuestiones muy abstractas y netamente metafísicas como base para construir una argumentación que termina en una concepción de la vida humana liberada de las cosas que la esclavizan. También cómo Heidegger, Sartre aborda su investigación desde la fenomenología, por ese novedoso y potente camino que abrió Edmund Husserl. Ahorita empezando nuestra lectura del libro, hablaremos más de la fenomenología, pero de momento quiero comentar que la importancia de Husserl y Heidegger no puede sobrestimarse. Sin embargo, si Sartre estuviera completamente de acuerdo con lo que hicieron los dos, obviamente no tendríamos El ser y la nada. Se inspira mucho en los dos, pero piensa que quedaron cortos. El ser y la nada remedia esas limitaciones en una novedosa y fascinante cosmovisión.
Podemos ver a grosso modo la transformación que efectuó en un comentario que Simone de Beauvoir hace en su autobiografía. Dice que ella, Sartre y su amigo Raymond Aron salieron a tomar unos tragos. Aron, quien estaba estudiando Husserl, señaló un cóctel sobre la mesa y le dijo a Sartre: “Si eres un fenomenólogo, puedes hablar sobre ese cóctel, y eso es filosofía”. De Beauvoir dice que Sartre se emocionó mucho. Dice textualmente: “Aron le había convencido de que justo esto respondía a sus preocupaciones, [a saber], trascender la oposición del idealismo y el realismo, afirmar a la vez la soberanía de la conciencia y la presencia del mundo cómo dado a nosotros”. A juicio de Sartre, la posición de Husserl tiraba hacia el idealismo, es decir, ponía demasiado énfasis en la dimensión ideal de los actos de la conciencia dejando el mundo de las cosas en un segundo plano; y Heidegger tiraba demasiado hacia el otro lado del realismo, o del ser cómo tal al margen de la consciencia. En su texto, Sartre trata de trascender esta oposición cómo dice de Beauvoir en la cita.
Bueno, el libro consta de una introducción, cuatro partes cada una con dos o tres capítulos, y una conclusión. La introducción tiene el título general de “En busca del ser” y consta de seis secciones. Hoy vamos a tratar las primeras dos secciones. La introducción es la parte más difícil porque su tema es bastante abstracto, a saber, la vieja cuestión de la relación entre el pensamiento y la realidad, o entre la conciencia y el ser. Esa historia es muy larga, pero aquí en la introducción Sartre repasa los avances que la filosofía que ha hecho al respecto en los últimos tiempos.
La primera sección se llama “La idea de fenómeno” y empieza con una pregunta. El pensamiento moderno, dice Sartre, ha querido superar una serie de penosos dualismos y dejar en su lugar lo que llama “el monismo del fenómeno”. Su pregunta es si esa meta se ha logrado. Pues, en buena parte, sí. Sartre habla de una serie de dualismos: interior/exterior, ser/apariencia, potencia/acto, y esencia/apariencia. Todos tienen en común la idea de que lo que vemos en la cosa, en el existente, no es más que una apariencia, una capa exterior que oculta lo que realmente la cosa es, su ser, su esencia. Lo que la filosofía moderna ha mostrado, y aunque hay claros antecedentes en Nietzsche e incluso en Hegel, Sartre se refiere principalmente a la fenomenología de Husserl, lo que ha mostrado es que la apariencia basta. Lo que algo es se agota en el conjunto de sus apariencias o manifestaciones. Dice Sartre: “La esencia de un existente no es ya una virtud enraizada en la profundidad de ese existente: es la ley manifiesta que preside a la sucesión de sus apariciones, es la razón de la serie”. Esto trae como consecuencia que la esencia es sí misma una apariencia, no siendo más, dice Sartre “que la serie bien conexa de sus manifestaciones”.
Bien, para entender lo que está diciendo, tenemos que entender un poco el método fenomenológico de Husserl. La lema de Husserl es “zu Sachen selbst” – “a las cosas mismas”, o sea, volver a las cosas al descubrirlas literalmente, es decir, quitarles todas las capas metafísicas con las que están cubiertas. Esto se hace mediante una cuidadosa descripción de cómo las cosas aparecen a la conciencia con la finalidad última de intuir las estructuras esenciales de los actos de conciencia y de sus objetos correspondientes. Ahora bien, para Kant, semejante descripción puede ser interesante, pero no es filosófica. Llegamos a conocer las estructuras básicas de la conciencia no a través de una descripción de la experiencia, sino por una reflexión lógica sobre las posibles formas de juicio, y en todo caso no nos lleva a las cosas mismas sino simplemente a nuestras representaciones de ellas. Para Kant, la cosa en sí misma sería el noumeno, la cosa tal cómo es en sí misma que nunca podemos conocer. Sólo conocemos el fenómeno que es esa cosa tal cómo la mente la conoce.
El dualismo kantiano entre fenómeno y noumeno es uno de los penosos dualismos que Sartre dice que el pensamiento moderno ha superado al llegar al “monismo del fenómeno”. En el caso de la fenomenología de Husserl, ese monismo se da debido a una característica muy importante de su manera de entender la conciencia, a saber, su intencionalidad. La conciencia, el cogito, no es algo en sí mismo que a veces puede atender a objetos y a veces no, cómo una linterna que puede prenderse y apagarse. La conciencia es siempre conciencia de algo. Estar consciente es estar siempre atento a algo, atendiendo algo, en una relación intencional. Esas tres palabras vienen de la raíz latina “intensio” que connota estar extendido o estirado hacia. Así que, la descripción fenomenológica sí alcanza la cosa misma, el ser, porque debido a su propia naturaleza no puede estar desligada de ella. Eliminar la relación significaría eliminar la conciencia.
En esta primera sección de la introducción, Sartre dice que la realidad de la cosa ha sido sustituida por la objetividad del fenómeno. Esto hace referencia a lo que Husserl llama la reducción fenomenológica, o epojé, lo cual pone entre paréntesis la cuestión de la realidad existencial de lo que se describe, ya que el acto de ver un libro es una experiencia que puede ser analizada de manera filosóficamente fructífera sea el libro percibido con los sentidos, imaginado, o soñado. Su realidad física no es determinante.
Además de esta reducción, hay otra: la reducción eidética. Donde en la primera reducción se queda fuera cualquier consideración de la realidad del objeto, la finalidad de la segunda es depurar la descripción del fenómeno para que quede fuera todo aspecto subjetivo. Lo que se quiere es llegar a una descripción objetiva de la estructura del objeto. Cuando Sartre dice que la fenomenología trata no de la realidad de la cosa, sino de la objetividad del fenómeno, se refiere, al menos para Husserl, a que la descripción del fenómeno llega a su estructura básica, a su esencia.
Para resumir, el “monismo del fenómeno” que Sartre menciona significa el rechazo del dualismo cartesiano donde un cogito con sus ideas por un lado trata de ver cuales de ellas representan correctamente una realidad física por el otro. En vez de eso, lo que tenemos es una unidad intencional cuya descripción cuidadosa revela las estructuras objetivas del mundo y de la conciencia que lo conoce.
Bueno, la última cosa que quiero mencionar en este resumen bastante corto es un término en alemán que Sartre discute, a saber, Abschattung, lo cual en este contexto significa “aspecto”. Cualquier objeto, el libro digamos, aparece a la conciencia siempre desde cierta perspectiva, mostrando cierto aspecto suyo – desde arriba o abajo, desde un lado, desde cerca o lejos, etc. Lo que el objeto plenamente es no se da en ninguno de esos aspectos por separado, sino en su conjunto. Cada apariencia del objeto, cada Abschattung, hace referencia a una cantidad indefinida de otras apariencias posibles del objeto. En sí, cada Abschattung es meramente subjetivo si no hace referencia a la serie de la que es parte, si no trasciende hacia los demás aspectos para llegar a fin de cuentas a lo que cualquiera pudiera acceder de forma objetiva – la esencia.
Ahora bien, volviendo al argumento de Sartre, decía que el fenómeno no oculta nada, sino que es simplemente “la serie bien conexa de sus manifestaciones”. Ahora dice: “¿Quiere ello decir que, al reducir lo existente a sus manifestaciones, hemos logrado suprimir todos los dualismos? Parece más bien, que los hayamos convertido todos en un dualismo nuevo: el de lo finito y lo infinito”. Es decir, para que un objeto sea captado de forma objetiva, cualquier aparición finita de él tiene que trascenderse hacia el infinito. Esta serie infinita de apariencias, dice Sartre, “no aparecerá jamás ni puede aparecer. Así, el ‘afuera’ se opone nuevamente al ‘adentro’, y el ser-que-no-aparece, a la aparición”. Sartre termina la primera sección sin resolver la cuestión de este nuevo dualismo. Lo que le interesa de momento es reflexionar sobre la consecuencia de la eliminación del dualismo entre la aparición y el ser. Como dice: “Si la esencia de la aparición es un aparecer que no se opone a ningún ser, hay ahí un legítimo problema: el del ser de ese aparecer”. Se ocupa de ese tema en la segunda sección: El fenómeno de ser y el ser del fenómeno.
Este libro, cómo hemos comentado, es un ensayo de ontología, pregunta por el ser. Además, procede de forma fenomenológica, es decir, describe lo que aparece a la conciencia. Por eso Sartre empieza la segunda sección diciendo: “El ser primero que encontramos en nuestras investigaciones ontológicas es, pues, el ser de la aparición. ¿Es él mismo una aparición?” Tomemos como ejemplo un árbol. El árbol se nos aparece como fenómeno. Lo que Sartre pregunta es si el ser del árbol también se manifiesta cómo fenómeno. Suponiendo que el ser puede develarse y aparecer, Sartre pregunta si ese ser, lo que está llamando el fenómeno del ser, “¿es de la misma naturaleza que el ser de los existentes que me aparecen?”, es decir, que el ser del fenómeno. Su respuesta es no. Dice que “El ser del fenómeno no puede reducirse al fenómeno del ser”. ¿Por qué? Pues, en pocas palabras, porque los fenómenos están íntimamente relacionados con la conciencia, con contenidos mentales, con el conocimiento, mientras que el ser, para Sartre, es la bruta existencia. El ser en tanto existencia no puede ser aprehendido o captado de forma fenomenológica. Cómo veremos, el ser para Sartre, es transfenoménico. Sin embargo, si el ser fuese algo de orden mental o ideal, como una esencia, entonces esta equivalencia sí podría hacerse, es decir, el fenómeno del ser y el ser del fenómeno estarían en el mismo nivel. Sartre sostiene que esto es lo que vemos en Husserl y en Heidegger. Veamos su reflexión.
Ya hemos hablado de las dos reducciones en Husserl, la fenomenológica (o el epojé), que pone entre paréntesis la cuestión de la existencia real del objeto que aparece, y la eidética que capta la esencia objetiva de la serie de apariciones o aspectos que el objeto presenta. Al conocer esa esencia, uno conoce la realidad del objeto en cuestión. Husserl no dice que las cosas no existen, sino sólo que su carácter existencial queda como uno de los aspectos o cualidades del objeto. La objeción de Sartre es que comprender la existencia de forma conceptual, es decir, la existencia cómo un aspecto o cualidad del objeto, es totalmente distinto de la existencia como tal.
Vi un episodio de la serie Westworld que ilustra esto. Si no lo has visto, se trata de un tiempo en el futuro donde una compañía ha perfeccionado la creación de robots con una apariencia física, emocional e intelectual humana de muy alto nivel. Seres humanos reales pagan mucho dinero para entrar en el mundo que han creado, Westworld, para interactuar con ellos como quieran. En una escena, dos técnicos están dando mantenimiento a uno de estos robots, una mujer, y uno se da cuenta, leyendo la transcripción de todo lo que ha dicho últimamente en su “vida” en Westworld, que habló en algún momento de un sueño que tuvo. Le pregunta a su compañera si los robots sueñan, si les hemos dado la capacidad de soñar. Ella dice que no, ¿cuál sería el punto? Y luego dice, pero sí les hemos dado el concepto de soñar, así que pueden hablar de ello. En ese momento pensé – ¡eso es de lo que está hablando Sartre en la segunda sección! Imagínate que los datos del sueño fueran programados en el robot con muchísimo detalle, de modo que lo podría describir fenomenológicamente muy bien. Para Husserl, al menos según Sartre, el haber realmente tenido y experimentado el sueño no agregaría nada a la riqueza o profundidad de la descripción del mismo. La esencia saldría siendo la misma. Para Sartre, en cambio, una cosa es entender la existencia bruta de forma conceptual y otra es experimentarlo directamente. Eso, de hecho, es el tema de su famosa novela La náusea. Así que, el fenómeno del ser no equivale al ser del fenómeno. Nuestro acceso a él será no a través de la conciencia, no a través de su aparición fenoménica, sino por medio de estados pre-reflectivos como el aburrimiento y la náusea, entre otros. Pero bueno, nos estamos adelantando.
En el caso de Heidegger, encontramos más similitud con Sartre. En vez de una reducción eidética tenemos precisamente un análisis existencial y también está la importante distinción expresada en su célebre “diferencia ontológica”, a saber, que lo óntico (o los entes) y lo ontológico (o el Ser) no son iguales. El primero tiene que ver con hechos sobre cosas particulares, los entes, mientras que la pregunta ontológica tiene que ver con el sentido o inteligibilidad de los entes. Por este último, pareciera que el ser del fenómeno (lo ontológico en Heidegger) no se reduce al fenómeno del ser (lo óntico).
Bueno, ni en Husserl ni en Heidegger se trata de una llana reducción del uno al otro, sino más bien de una relación. En Husserl la relación es racional o epistémica y en Heidegger es una relación práctica, el estar-en-el-mundo del Dasein. Para Heidegger, la condición existencial del Dasein revela el Ser, y éste es el problema que tiene Sartre. Dice: “El objeto no posee el ser, y su existencia no es una participación en el ser, ni ningún otro género de relación. Decir es es la única manera de definir su manera de ser; pues el objeto no enmascara al ser, pero tampoco lo devela”. El ser simplemente es para Sartre. No es algo que puede develarse, sino que “es simplemente la condición de todo develamiento: es ser-para-develar, y no ser-develado”. Viéndolo de esta manera, Sartre pregunta por el sentido en Heidegger de “ir más allá hacia lo ontológico”. Estoy sentado aquí en una silla, frente a una mesa, las cuales se me aparecen. Dice Sartre que podría dejarlos y centrar la vista fenomenológica en el ser-del-la-silla o el ser-de-la-mesa. Sin embargo, en ese instante, como dice, “desvío los ojos de la mesa-fenómeno para encarar el ser-fenómeno, que no es ya la condición de todo develamiento, sino que es él mismo algo develado, una aparición; y que, como tal, tiene a su vez necesidad de un ser [sobre cuya base] pueda develarse”.
Para evitar la posibilidad de un regreso al infinito, el ser debe verse cómo la condición de todo develamiento, un ser-para-develar, cómo dice, y no un ser que se devela. Es por eso que el ser, para Sartre, es transfenoménico. Cómo veremos en lo que sigue, hay una cosa más que se coloca más allá del fenómeno, y es la conciencia. Aunque, es problemático llamarlo una cosa. En sentido estricto, la conciencia no es una cosa, sino que no es nada. Y así tenemos el famoso título del libro: El ser y la nada.

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27 Comments

  1. Rafael · 18/05/2020 Responder

    Yea baby

  2. Luis Salazar · 18/05/2020 Responder

    Gracias por tus aportes que me han ayudado mucho a entender a algunos de mis autores favoritos. Sigue así.

  3. Germán Pinzón · 18/05/2020 Responder

    Claro y provechoso. Gracias
    🙏

    • Darin · 18/05/2020 Responder

      Gracias a ti German 🙂

      • Sebastián Campuzano · 19/05/2020 Responder

        Hola Profesor, hace tiempo no te escuchaba. Espero ahora de nuevo poder despacio volver a seguirte y tratar de entender un poquito de esta fascinante Ciencia. Gracias por la generosidad.

  4. Ana Cecilia · 18/05/2020 Responder

    Darin queridooooooo. Hace años que no te contacto, te mando abrazo esperando todo esté muy bien contigo, con tu salud, tus afectos, tu vida. ¡Acá vamos bien!

  5. nelson mendoza · 18/05/2020 Responder

    muchas gracias profesor, muy agradecido

  6. Mauricio Vera Cornejo · 19/05/2020 Responder

    Darin buenos días
    gran fan de tu material
    ya estoy al corriente con todos tus videos y podcast
    lastima que el coronavirus interrumpio tu año sabático

    una pregunta Darin, cuántas parte habrá de la serie del ser y la nada??

    saludos

  7. José Pablo · 19/05/2020 Responder

    Estimado profesor, tan sólo una pequeña pregunta : La nada de Sartre tiene algo que ver con el vacío según las filosofías orientales o no tiene nada que ver, es algo totalmente distinto. Muchas gracias.

  8. Claudio diaz · 19/05/2020 Responder

    profesor….necesito convertir sus catedra en PDF…..pero no puedo,no funciona como antes……porque

  9. Mario · 19/05/2020 Responder

    Este es uno de tus más grandes videos, Darin, porque nos has mostrado con tu claridad de siempre la inmensidad de HUSSERL. Heidegger, Sartre y tantos otros ocuparon su lugar en la filosofía porque supieron iluminarse con el brillo enceguecedor de Husserl. EXCELENTE VIDEO DARIN. Gracias!

    PD: tu explicación de la reducción fenomenológica y de la convergencia entre idealismo y realismo son antológicas

  10. WILLY · 19/05/2020 Responder

    Ante todo, agradecido al poder escuchar y compartir con una persona que nos explica la filosofía. Una sola critica, creo que se abrace muchos conceptos en tan poco tiempo, yo me hubiera tomado un poquito mas de tiempo. Su intención de enhebrar a los tres filosofo, es magnifica, aunque por compleja, dificil se seguir.
    Hasta la proxima!!
    Willy

  11. Emilio Flores · 20/05/2020 Responder

    Hola Darin, ya tome un poco de confianza, gracias por la presentación, estoy haciendo mi esfuerzo por seguir el desarrollo, antes revisé y estudie a Husserl para intentar comprender mejor el asunto en cuestión. Cordiales saludos.

  12. Willy · 20/05/2020 Responder

    muy buena clase, solo una critica: En el caso de la apoyatura filosófica precedente de Sartre, Husserl y Heidegger, debería haber sido un poquito mas extensa, mas explicativa. pensemos que son autores muy importantes para Sartre. El resto, excelente, un lujo!

    • Darin · 21/05/2020 Responder

      Gracias WIlly. VOlveremos a llenar un poco más los detalles de estos antecedentes 🙂

  13. Mario · 20/05/2020 Responder

    Creo, Darin, que el famoso título del libro “el Ser y la Nada” viene de este pensamiento de Sartre: “El hombre es un chispazo entre dos nadas”. A ver, antes de nacer NO ERAS NADA y después de muerto NO SERÁS NADA. No eres nada más que un chispazo accidental, un error, un microbio intrascendente que se aferra a una piedra cubierta de musgo que vagabundea sin sentido por el espacio. Pienso esto: si Sartre hubiera sido coherente con lo que decía, se hubiera suicidado (y se hubiera ganado el respeto que se le puede dar a un hombre desesperado). Pero no. No solo no se suicidó, sino que tuvo una vida llena de placeres burgueses. Una cosa es “filosofar” -habrá pensado Jean Paul- y la otra el “buen vivir”. Y también pienso que si Sartre hubiera sido coherente con su defensa de la “radical libertad del hombre”, tampoco hubiera apoyado fervorosamente la horrible dictadura de Mao y sus asesinatos en masa. No no. Hay algo en Sartre que no me cierra (a mi y a muchas personas). La causa del “olvido” en que cayó su figura bien pudieron ser las incoherencias entre lo que decía y lo que efectivamente hacía. Creo, Darin, que debajo de Sartre subyace un enorme fraude. Pero con la excusa de estudiar su obra ya hemos descubierto un gran joya: Edmund Husserl. Sigamos adelante!

  14. Susana De La Peña · 21/05/2020 Responder

    Estimado Darin:

    ( Ya eres muy estimado en mi existencia filosófica) Has sido muy esclarecedor para mi, en tu explicación de la fenomenologia y espero continues haciéndolo, pues me ha costado mucho trabajo entenderlo. Continúo siendo una fiel admiradora de tus publicaciones y me gustaría mucho saber tus reflexiones sobre esta pandemia que nos aqueja en México y en todo el mundo. Saludos desde Querétaro, México.

    • Darin · 21/05/2020 Responder

      Gracias Susana. Por ahí tengo un vídeo que se llama “Unas reflexiones sobre el coronavirus”. Saludos y cuídate!

  15. Jorge Paz · 30/05/2020 Responder

    Darin, hola! ¿Cuándo viene la parte 3?

  16. Carlos García Sánchez · 02/06/2020 Responder

    Realize unos pequeisimos ensayos sobre Sartre, y estos videos me sirvieron de mucho en la elaboración. Gracias Darin por compartir tu pensamiento.

  17. SIMON ANDRES IDROBO · 10/07/2020 Responder

    Cordial saludo adjunto una entrevista de J.P.Sartre sobre que el significado y compromiso de todo intelectual

    https://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/recursos/entrevista-a-jean-paul-sartre/

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