El cultivo del artesano

Hoy les tengo una miscelánea. Quiero empezar con una pregunta que me hace Sebastian Trilleras, un comensal de Colombia. Me escribe lo siguiente: “Te escribo porque tengo una duda. Me gustan mucho tus videos, los veo prácticamente todas las noches. Y no puedo evitar sentir curiosidad por cómo haces para digerir semejante cantidad de información y semejantes ”mamotrecos” (como le decimos en Colombia a libros de muchas páginas), como por ejemplo las 600 páginas de El ser y la nada de Sartre. Siento sincera curiosidad por cómo lo haces, dado que en mi caso, leer un libro de ese tipo se me hace inconmensurable, me tomaría meses o incluso, me sería imposible. Entonces, maestro, ¿cómo sueles desarrollar tus lecturas? ¿Tienes una hora que te guste más leer? ¿Cuánto tiempo requieren estos libros? ¿Tienes algún hábito de estudio? O para la filosofía conviene mejor simplemente dejarse llevar. Apreciaría mucho tu punto de vista, siempre referente en mi vida”.
¿Como digiero tanta información? Bueno, no es fácil. Varios de los libros de filosofía más importantes y famosos los leí en mis años de formación como alumno en la universidad. Ayuda mucho tener un maestro que conoce el texto y compañeros que también lo están leyendo y tener todo un semestre para leerlo con calma. También ayuda mucho enseñar el libro en clase. Como te dirá cualquier maestro, no hay mejor manera de aprender que enseñar. Recuerdo cuando me tocó dar estética y filosofía política en la licenciatura por primera vez. Nunca había leído La crítica del juicio de Kant, por ejemplo. Pues mi primera lectura era más o menos superficial, había captado sólo lo básico, pero a lo largo de los años, releyéndolo y discutiéndolo con alumnos en clase llegué a conocerlo muy bien. Pero hay muchos autores y libros que he tratado aquí en la Fonda que no había leído en mi formación y que tampoco me tocó enseñar en clase. La ética de Spinoza por ejemplo. Fue una lectura muy difícil, tanto por su contenido como por su presentación y su extensión. Ahora, uno casi nunca empieza una lectura de este tipo totalmente en blanco. Sabe algo de la obra por una lectura previa en una enciclopedia por ejemplo o quizá haya leído otro libro del mismo autor. Eso fue el caso con mi lectura de la Crítica del juicio. Mi conocimiento de las primeras dos críticas de Kant me ayudó bastante en entender el vocabulario y la estructura de su argumento en la tercera. Pero bueno, nunca me había metido tan de lleno con Spinoza así que fue algo difícil. Iba lento, subrayando cosas, tomando notas, y revisando las notas antes de la siguiente lectura. También me apoyaba en libros y artículos que otros han escrito sobre esa obra de Spinoza, y poco a poco llegué a comprender el texto mejor, no sub specie aeternitatis – eso sería la gran meta – pero sí oí su melodía, la música de las esferas.
Hay que tener eso muy en cuenta en tus lecturas. Si te trabas en alguna parte, si no entiendes algo, no te desanimes. El punto de la lectura y en general del estudio de la filosofía no es llegar en algún momento en el futuro a ser un sabelotodo que puede responder cualquier pregunta con rapidez y contundencia. A lo mejor llegues a serlo, pero yo no soy así. En la escuela yo era el alumno callado allá atrás que pocas veces hacía preguntas y que casi nunca respondía preguntas del maestro. Siempre había algún compañero que respondía así de rápido, pero yo no era así. Todavía no soy así; necesito tiempo para pensar las cosas antes de abrir la boca. A lo mejor pienses que soy uno de esos chingones que lo sabe todo porque ves estos vídeos de la Fonda donde hablo con soltura sobre muchos y variados temas. Bueno, cuando hablo sobre Hegel o sobre Spinoza, no es espontáneo sino que todo lo que digo lo plasmo primero en un texto lo cual leo en un teleprompter en el momento de grabar el vídeo. Bueno, durante 23 años di clases sobre estética, filosofía política y muchos otros temas, y obviamente nunca usé un teleprompter en clase. Podría hacer lo mismo aquí en la Fonda, hablando de forma espontánea y sobre la marcha, pero uso el teleprompter porque no quiero olvidar ningún detalle al exponer los temas.
En fin, estoy divagando un poco. Lo que quería decir es que yo no soy un sabelotodo y que eso no debería ser la finalidad de la lectura. ¿Cuál es la finalidad? Pues, hagamos una distinción entre forma y contenido. Por el lado del contenido, cualquier autor con su libro nos comunica ideas, tiene una propuesta de la que nos quiere convencer. Todo eso lo podemos entender como enseñanza; el autor nos enseña algo. Esas ideas, ese contenido, es como la cosecha del pensamiento, y es lo que el sabelotodo tiene, como el que vende la cosecha del campo en un mercado. La palabra clave aquí es ‘campo’. Como la verduras viene del campo, de la tierra, las ideas vienen de la mente, y como la tierra tiene que ser trabajada, cultivada, también la mente. Entonces, por el lado de la forma, cualquier libro serio, además de enseñar, cultiva. Para mi, la finalidad más importante de la lectura no es la cosecha de la mente sino su cultivo, de modo que no se trata de ser un sabelotodo sino de ser culto. Las palabra ‘cultivación’ y ‘culto’ vienen de la misma raíz latina – colere – la cual significa trabajar la tierra o, en nuestro caso, trabajar la mente. Tanto la lógica como la retórica que tejen el argumento de un libro son como un arado que cultiva la mente. Ser culto no significa saber mucho, tener mucha cosecha, sino saber labrar la mente para que reciba y fertilice nuevas ideas.
Como final, me habías preguntado si tengo una hora en la que más me gusta leer. Pues te cuento un poco como es mi día. Me levanto temprano, como a las 6:30. Desayuno y leo un poco las noticias y luego muchas veces vuelvo a dormir como una hora más con la barriga llena. Es un sueño muy rico. Luego me levanto, me baño, hago el café y a las 9AM estoy en el estudio trabajando. Es pura escritura – o bien trabajo en el guión de un nuevo vídeo, o avanzo con algún libro que esté escribiendo. Respondo comentarios que dejan en los vídeos de la Fonda o correos que me mandan los comensales. Casi nunca leo en la mañana. Después de unas 4 horas, ahí por la 1 o 1:30, me voy a la ciudad a comer. A veces como con un amigo, a veces sólo, a veces tomo un café con un amigo después de comer, a veces quedo con un amigo para jugar billar (me gusta mucho jugar billar). Si vuelvo temprano a casa me gusta trabajar un poco en el jardín, cortando el pasto o recogiendo hojas. Luego en la tarde leo 2 ó 3 horas. El único “mamotreco” que estoy leyendo ahora es Los hermanos Karamazov, y la verdad hay largos tramos muy pesados que yo como editor hubiera recortado, pero bueno soy un simple mortal, y Dostoyevski pues es Dostoyevski. En todo caso, la sección sobre el gran inquisidor es sublime, una de las cosas más impactantes que he leído en la literatura. También estoy leyendo este libro sobre Zapata y la revolución mexicana, muy interesante; también una novela de José Revueltas que se llama El luto humano que me parece hermosa e impactante pero que también es difícil leer porque tengo un vocabulario muy pobre comparado con el de Revueltas. Al menos estoy aprendiendo muchas palabras nuevas. Como final, el famoso libro de Lucrecio – De rerum natura – Sobre la naturaleza de las cosas. Es un libro también hermoso, escrito como poema y lleno de sabiduría.
Bueno Sebastian, muchas gracias por tu pregunta y espero te haya servido mi respuesta.
Pasando a otra cosa, quería agradecerles mucho por los comentarios que dejaron en el vídeo que hice sobre la muerte de mi padre que se llama El sueño de la razón. La verdad muy lindos, me conmovieron mucho.
Y otro agradecimiento, a todos los que me han apoyado con un donativo, especialmente los que apoyan mensualmente: Gustavo, Jordi, Xavier, Iskandar, Juan Jose, Uriel, Diego, Pancho, Alicia, Alonso, Bernardo, Centro Rayuela, Rafael, y Cesar. Espero que sean todo y que no haya olvidado a nadie. La verdad su apoyo me es muy significativo, no sólo en lo económico sino principalmente como expresión de cariño que viene del corazón. Gracias nuevamente.
Les cuento que ya terminé mi libro sobre Deleuze y su obra maestra Diferencia y repetición. Pregunté en el Fondo de Cultura Económica donde ya tengo un par de publicaciones pero mi editor ahí me dijo que el libro no cabía dentro de la política editorial actual de la empresa por lo que decidieron no publicarlo. Así que lo he mandado a Siglo XXI. A ver que dicen. ¡Qué manden buenas vibras por favor!
Les cuento también que ya estoy trabajando bien en mi libro sobre la Filosofía Artesanal. Últimamente ciertas ideas se han cristalizado, ciertas cosas han puesto en relieve la naturaleza de un pensamiento artesanal. Por ejemplo, estaba leyendo algo de Byung-chul Han y de repente me entró la curiosidad de saber que tan bien el ChatGPT podría explicar el tema que estaba leyendo en ese libro de Han. Muchos de ustedes recordarán que hice un vídeo sobre esta tecnología cuando salió, hace un año y medio más o menos. Sócrates y el ChatGPT se llama. Y pues tenía curiosidad por saber que tanto había mejorado. La verdad, mejoró mucho. Bueno, tuve que pedirle que esclareciera una que otra cosa y que ahondara en otro asunto, pero con sólo tres “prompts” (como le llaman) logró entregarme un escrito bastante bueno, me impresionó. Recuerdo que hace un año y medio dije que muy pronto esta tecnología estaría detrás de muchos podcasts, casi todos. ¿Por qué? Pues tomemos 10 divulgadores de filosofía, cada uno tomando su tiempo para preparar un episodio, investigando un poco el tema, organizando sus ideas, haciendo animaciones quizá, y luego el proceso de grabación y edición. Durante los primeros dos o tres años de la Fonda sacaba un nuevo vídeo cada semana. Ahora, por varias razones, tardo todo un mes para sacar un solo vídeo. Pero vamos a suponer que la media para los demás es una semana. Pues imagínate que uno de esos 10 empiece a hacer sus episodios con inteligencia artificial. Podría sacar un episodio al día. Muy pronto, los demás estarían haciendo la misma. ¿Por qué? Pues se debe a un fenómeno que se llama “trampa multipolar”.
Para explicarlo, dejemos los divulgadores de momento tomemos el ejemplo de 10 empresas distintas, todas del mismo sector, digamos fabricantes de electrodomésticos. Algunas tienen mayor porcentaje del mercado que otras pero todas hacen un producto de buena calidad a un precio competitivo. Imagínate que una de esas empresas decide aumentar sus ganancias al reducir sus gastos. En vez de tratar y procesar los químicos que se usan en la producción, empieza a echarlos a un río cercano a la fábrica. Así externa sus gastos a la comunidad, a todos los que dependen de ese río y del medio ambiente del que forma parte. Reduciendo sus gastos de esta manera, puede ofrecer su producto a un costo menor y así acapara mayor porcentaje del mercado y suben sus ganancias. Viendo esto, las demás empresas pueden hacer una de dos cosas. Pueden seguir tal como son, responsablemente tratando los químicos en vez de echarlos al medio ambiente, pero así perderá competitividad y corre el riesgo de la bancarrota. O puede hacer lo que hizo la primera empresa y contaminar el medio ambiente para permanecer competitiva. En la frase ‘trampa multipolar’, el término ‘multipolar’ significa varios actores, en este caso varias empresas. Supongamos que, tras el cambio introducido por la primera empresa, las demás, para permanecer competitivas, adoptan la nueva práctica. Como consecuencia, la primera empresa pierde su ventaja competitiva y todas vuelven a tener relativamente el mismo porcentaje de mercado que tenían antes. Lo único que ha cambiado es que todas están ahora contaminando el medio ambiente y afectando el bienestar de todos. Dado que terminan con la misma ganancia, habría sido mucho mejor que las empresas hablaran entre sí y que llegaran a un acuerdo de no perjudicar el mundo externo del que todos dependen, porque a fin de cuentas no afecta sus niveles de ganancia. Y en eso consiste la trampa. Imagínate que anduvieras en el bosque y que vieras una trampa puesta ahí en el suelo. Obviamente vas a pasar a un lado para no pisarlo. En nuestro ejemplo, las empresas ven la trampa y sin embargo no pueden sino pisarla sabiendo plenamente el daño que va a causar. Lo feo es que, estando en la nueva situación con la nueva práctica mala adoptada, una de las empresas va a encontrar la forma de externar incluso más costos y las demás van a tener que seguirle y así tenemos una carrera hacia abajo, hacia la peor situación posible para todos. Es muy difícil para los seres humanos coordinar entre sí para producir el mejor resultado para todos cuando existen fuertes incentivos para la ganancia individual. Siempre va a haber algún actor malo que va a romper el acuerdo y sacar provecho de los demás, cosa que los demás saben y que les lleva a conducirse a fin de cuentas de una forma no óptima ni para ellos ni para todos.
Bien, no creo que tengan mucha dificultad en aplicar este escenario de la trampa multipolar al caso de los divulgadores de filosofía. Quien no empiece a utilizar la IA para hacer sus podcasts va a quedarse atrás porque habrá otros que hacen más episodios de mayor calidad didáctica e informativa. En el caso del ejemplo anterior, la externalidad que una empresa introdujo fue la contaminación de un río. En el caso de la divulgación de la filosofía la externalidad es la adopción de inteligencia artificial. Vemos claramente por qué la contaminación de un río es mala, pero ¿en qué consiste lo nocivo del uso de la inteligencia artificial? Para responder esa pregunta, veamos el fenómeno de la trampa multipolar en el mundo académico, en la investigación en filosofía digamos. En el mundo de negocios lo que se busca es la ganancia. En el mundo académico uno pensaría que lo que se busca es la verdad. A lo mejor algunos cuantos realmente se dediquen a eso al margen de cualquier otra consideración, pero la gran mayoría, juzgando por sus acciones, buscan otra cosa, a saber, ser juzgados como superiores a sus colegas. Si buscas mi nombre en Google Scholar vas a encontrar esto. Aquí vez el número de veces que mis publicaciones han sido citadas. Estos números aquí, el índice h y el i10 son mediciones de una combinación del número de publicaciones que tengo y el impacto que han tenido. No voy a explicar cómo se calculan – el punto es que entre mayor el número, mejor. ¿Qué hacen los académicos para subir los números? Dado que la mayoría son mediocres, es decir, ni buenos ni malos, no van a publicar cosas de gran importancia que serían muy citadas. Lo que les queda es publicar el mayor número de artículos posible, esperando que las pocas citaciones que se hace a cada una haga una suma más o menos grande. Esto es el famoso publicar o perecer. Los alumnos de doctorado y los post-doc necesitan publicar cuanto puedan para conseguir una posición universitaria, y los que ya tienen plaza necesitan hacerlo para subir su ingreso y su estatus social.
Menciono todo esto porque la inteligencia artificial va a ayudar a los académicos a escribir más artículos, muchos más. A lo mejor me digas que la inteligencia artificial no puede generar ideas novedosas, y estaría de acuerdo, pero también hay que reconocer que la mayor parte de lo que se publica en revistas especializadas, al menos en filosofía, es o bien trivial o un refrito. El Chat GPT no tendría ningún problema en producir artículos de esa calidad. Fíjate que el aprendizaje maquinal (machine learning) y el aprendizaje humano tienen lugar en condiciones similares. La presión de publicar cada vez mayores cantidades de artículos lleva a los académicos humanos a simular procesos reales de pensamiento, los cuales tienen lugar en condiciones de ignorancia, de desconocimiento. Dado que estos procesos llevan tiempo, cosa que los académicos no tienen precisamente, entonces son llevados a simular el proceso, lo cual hacen muchas veces al partir de la conclusión, es decir, partir de un prejuicio, que luego ven cómo justificar. Y este proceso es a su vez simulado por la IA, una simulación de una simulación, o una copia de una copia como decía Platón. A lo que voy con todo esto es que si la gran mayoría de lo que se publica en revistas de filosofía pudo haberse escrito por IA, entonces es urgente que la filosofía cambie porque el pensamiento humano está volviéndose obsoleto. Tiene que dejar de ser algorítmicamente determinado e industrialmente procesado a ser artesanalmente cultivado.
Como les comenté, ya he empezado a escribir mi libro sobre la filosofía artesanal y me he dado cuenta que, para avanzar bien, necesito dedicarme al 100 a ello, por lo que he tomado la decisión de poner una pausa a la Fonda durante unos 6 meses. A lo mejor en un descuido por ahí haga un vídeo pero en principio quiero dedicar mis días a este libro. La pausa me conviene por dos razones más. Primero, me hace falta mucha lectura muy profunda para seguir haciendo vídeos de la Fonda. Claro, podría pedir el apoyo de ChatGPT, pero ya saben, aquí en la Fonda las cosas son y siempre serán artesanales. Y dos, ando ahora de chimuelo. Es que se me rompió ese diente y tuvieron que poner el poste de un implante que tiene que estar ahí unos 5 ó 6 meses sin tocarse para que el hueso crezca bien al su alrededor. En el último vídeo que hice me di cuenta que se cambió un poco mi pronunciación porque de ese hueco escapa aire. No sé si lo captan ustedes o si no son más que mis locuras. En todo caso, sé que es un detalle menor, pero bueno. Como final, si eres de los que me hacen donativos cada mes, entiendo perfectamente si dejas de hacerlo en estos próximos meses, pero si sigues con el apoyo pues te lo agradezco mucho.
Bueno mis queridos comensales, eso es todo por hoy, gracias por acompañarme, hasta la próxima (que será dentro de 6 meses), y buen provecho.

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